Nadie quiere complicarse la vida al preparar una cena entre semana, pero basta un pequeño cambio de guion para hacer de forma distinta un plato de lo más tradicional.
La acelga es una verdura comodín, tan accesible como, a priori, aburrida. Cierto es que tampoco está mala hervida con patatas, aceite y sal, pero la cosa mejora notablemente si la rehogamos con unos ajitos y pimentón. Y, más aún, si en vez de hervir las patatas, las asamos.
La patata y la acelga tienen tiempos muy distintos de cocción. Si las preparamos juntas la acelga estará mucho antes que el tubérculo, pero ¿por qué no cocinarlas aparte? Anoche cociné las acelgas en olla exprés, antes de rehogarlas con ajito y pimentón y, mientras, cociné las patatas asadas en la freidora de aire.
El resultado es un plato la mar de resultón, que basta rematar con un poco de aceite de oliva virgen extra. Un consejo: mezcla la patata y las acelgas, el crujiente de la piel de la patata asada contrasta a la perfección con la suavidad de la acelga.
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