Edulcorantes artificiales: ¿realmente seguros?

Edulcorantes artificiales: ¿realmente seguros?
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Existen desde hace mucho tiempo atrás y se han creado industrialmente con la finalidad de sustituir al azúcar, pero dado su carácter artificial, muchos se preguntan si este tipo de edulcorantes son realmente seguros.

Para dar respuesta al interrogante del titular hemos analizado la evidencia científica al respecto y os compartimos las conclusiones.

Sobre los posibles efectos adversos

Mucho se escucha y se dice acerca de los potenciales peligros del consumo de edulcorantes artificiales, tales como efectos neurológicos, cancerígenos y otros.

Sin embargo, sólo en ratas se han observado efectos cancerígenos del aspartamo, en un estudio realizado por científicos italianos, mientras que en humanos no hay investigaciones que confirmen este efecto.

Por otro lado, una revisión publicada en Critical Reviews in Toxicology señala que no se pueden comprobar efectos cancerígenos ni neurotóxicos del aspartamo y que, ni aun los mayores consumidores de edulcorantes alcanzan su ingesta máxima recomendada.

No obstante, un estudio publicado en la revista Nature ha concluido que los edulcorantes artificiales en general pueden alterar la flora intestinal y por ello, podrían estar asociados a problemas metabólicos tales como intolerancia a la glucosa o diabetes.

Aunque no es abundante la evidencia científica que confirma los efectos adversos del consumo de edulcorantes, son muchos los comentarios y las creencias acerca de sus potenciales peligros.

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¿Realmente seguros?

A pesar de todo lo que escuchamos acerca de los edulcorantes artificiales y sus riesgos, en el 2013 la Declaración de Chinchón creó un decálogo sobre los edulcorantes sin y bajos en calorías donde se señala la seguridad de los mismos que han sido empleados durante más de un siglo para consumo humano.

Además, se indica que todos los edulcorantes empleados en la actualidad han sido sometidos a rigurosas pruebas de seguridad y que los mismos no pueden vincularse a enfermedades no transmisibles, por lo tanto, su seguridad queda confirmada por esta Declaración elaborada por un equipo multidisciplinario.

Por otro lado, rara vez se superan las Ingestas Diarias Admitidas (IDA) que hemos mostrado anteriormente, y por ellas, su potencial peligro no sería real.

Asimismo, se ha demostrado que el consumo de edulcorantes en reemplazo del azúcar puede ser de mucha ayuda en el tratamiento dietético de la diabetes y también, de gran utilidad al momento de perder peso, para reducir las calorías diarias o evitar aquellas que aporta el azúcar u otros endulzantes calóricos.

Entonces, no se pueden probar a la actualidad los peligros o riesgos del consumo de edulcorantes artificiales y según la evidencia científica disponible hasta el momento, su ingesta es segura y puede ser de utilidad en necesidades especiales o dietas terapéuticas.

Bibliografía consultada | Environmental Health Perspective,Vol. 114, No. 3 (Mar., 2006), pp. 379-385; Critical Reviews in Toxicology, Volume 37, Issue 8, 2007; Nature (2014) doi:10.1038/nature13793.
Imagen | Wikimedia y Abbyladybug

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