Amurallado, laberíntico y con un castillo musulmán, este pueblo de Albacete te quitará el hipo con sus increíbles vistas

Casi como una fortaleza se alza Jorquera cual balcón sobre el río Júcar, dominando el paisaje manchego

Vista De Jorquera
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Liliana Fuchs

Editor

Los pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha tienen una capacidad especial de adaptarse a las peculiaridades del terreno a la hora de trazar sus calles  y levantar sus viviendas. La propia Toledo es el mejor ejemplo, aunque podemos irnos a localidades mucho más modestas que repiten la hazaña en un despliegue urbanístico que parece querer epatar al visitante. Jorquera, en la provincia de Albacete, sin duda sorprende desde todos los puntos de vista.

Separado por poco más de 40 kilómetros de su capital, Jorquera es un pueblo de proporciones modestas con menos de 400 habitantes que ofrece unas vistas de postal, tanto desde las tierras colindantes como desde la propia villa. Lo que más caracteriza a este pueblo es, claramente, su propio emplazamiento, pues se encuentra encaramado en un cerro, adaptado al meandro que traza el Júcar a sus pies, alzándose sobre el cañón con cortados a 200 metros de altura

Por su situación estratégica, la zona estuvo ya poblada en época prehistórica, pero fueron los romanos los primeros que supieron aprovechar el terreno y dejaron sus huellas. Sin embargo, sería en época musulmana cuando la villa alcanzaría su gran esplendor, gracias al desarrollo urbano y económico que logró bajo el dominio almohade. Así, el pueblo fue creciendo adaptándose, o casi fusionándose, con el irregular terreno, aprovechando el cerro para convertirlo en una suerte de atalaya defensiva con un gran dominio visual de muchos kilómetros a la redonda.

De aquella época se conserva el laberíntico trazado urbano de calles estrechas y sinuosas, el estilo tradicional de las viviendas y gran parte de su motor económico, pues sigue siendo un pueblo dedicado, además del turismo rural, a la agricultura, tanto de secano como de regadío, aprovechando la ribera del río Júcar. También hay familias que conservan el cultivo y producción del azafrán.

Hoy en día adentrarse en Jorquera es viajar un poco en el tiempo para imaginar cómo siglos atrás supieron edificar con tanto ingenio y calidad todo un pueblo en semejante enclave, capaz de quitar la respiración a quien sufra de vértigo. Y, además, se conservan monumentos de su pasado histórico que merece la pena visitar, como los restos de las murallas almohades y el castillo, reconvertido hoy en el cementerio municipal y cuya visita es gratuita.

Muralla

Es interesante ver cómo se mezclan las zonas musulmanas con las más recientes cristianas, especialmente en torno a la llamada Torre Blanca, otro punto de interés para incluir en el paseo que además es centro de exposiciones. También destacan la parroquia de la Asunción del siglo XVI y el la casa del Corregidor, edificio señorial barroco. Ya junto a la ribera del río se encuentra el curioso santuario de la Virgen de Cubas, con cúpula y semiexcavado en la roca.

Desde Jorquera se pueden emprender numerosas rutas de senderismo y bicicleta de distinta dificultad y duración, pudiendo enlazar con otros pueblos de la zona o, simplemente, disfrutar del entorno que dibuja el Júcar atravesando la provincia.

Imágenes | iStock/Marlene Vicente - Wikimedia Commons/DiazArocas 

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