Jaime de las Heras
Editor SeniorEn España, el turismo sacro va mucho más allá de la fe católica. Se trata de una forma de comprender el país, su historia y sus gentes. A través de sus iglesias, ermitas, catedrales y monasterios, se abre un camino que nos permite viajar en el tiempo, entender el arte, descubrir antiguas tradiciones y asomarnos al alma de cada región.
Desde los monasterios silenciosos de Castilla hasta las imponentes catedrales de León, Santiago o Sevilla, pasando por las humildes iglesias rurales del norte o las joyas escondidas en el interior de Andalucía, este tipo de turismo enriquece cualquier ruta por el país. Es más: incluso quien no profesa una fe religiosa puede emocionarse al entrar en alguno de estos templos.
Y aunque es habitual encontrar portadas espectaculares en catedrales, como las de Burgos o Toledo, hay algunas iglesias que, sin tener esa categoría, albergan tesoros que no tienen nada que envidiar.
Uno de esos lugares únicos se encuentra en el País Vasco, concretamente en la provincia de Álava. Allí, en la localidad medieval de Laguardia, destaca la iglesia de Santa María de los Reyes. Lo que la hace especialmente notable es su pórtico gótico, una joya policromada que ha sobrevivido más de seis siglos en condiciones extraordinarias.
Este pórtico, que podría confundirse con el de una catedral por su riqueza artística y nivel de detalle, es uno de los más impresionantes y mejor conservados de toda España.
La iglesia de Santa María de los Reyes comenzó a levantarse en el siglo XII, en estilo románico. Con el paso del tiempo, y sobre todo durante los siglos XIII y XIV, fue transformándose hacia el gótico, con reformas y ampliaciones que culminaron con la construcción del majestuoso pórtico entre finales del siglo XIV y comienzos del XV.
Detalle del pórtico de Santa María de los Reyes. ©Laguardia Turismo.
Esta portada, realizada en piedra caliza, se esculpió con una riqueza de formas y figuras que representa escenas bíblicas, santos, ángeles y elementos decorativos propios del gótico final. Lo extraordinario es que, hacia el siglo XVII, alguien tuvo la feliz idea de cubrir completamente el pórtico con una estructura cerrada. Gracias a ese sencillo pero decisivo gesto, las policromías originales han llegado hasta nuestros días prácticamente intactas. Un pequeño milagro arquitectónico.
Al entrar hoy en esa portada, el visitante no solo ve una escultura. Es como si traspasara una puerta al pasado. Los colores originales siguen vivos, y eso permite una experiencia casi única en España. Muy pocos pórticos góticos policromados se conservan en estas condiciones.
Detalle de la Virgen María en el pórtico de la iglesia. ©Laguardia Turismo.
En muchos otros lugares, las lluvias, el sol o la contaminación han borrado los colores. Aquí, en Laguardia, el tiempo parece haberse detenido. Por ello, la iglesia de Santa María de los Reyes es parada obligada para cualquier amante del arte, la historia o el patrimonio.
Pero Laguardia no solo merece una visita por esta joya gótica. Esta villa amurallada es uno de los pueblos más bonitos del País Vasco. Fundada en el siglo X como bastión defensivo, su trazado medieval se conserva intacto, con calles estrechas, casas de piedra y escudos nobiliarios.
Retablo principal de la iglesia de Santa María de los Reyes, en Laguardia.
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Todo el pueblo está construido sobre una colina que domina la Rioja Alavesa, una de las comarcas vinícolas más importantes de España. Bajo sus calles hay decenas de bodegas subterráneas que se pueden visitar. Algunas se encuentran incluso bajo edificios del centro histórico, y permiten degustar vinos locales mientras se recorre un entramado de galerías excavadas en la roca.
El entorno natural también invita a la exploración. Laguardia está rodeada de viñedos y al fondo se alzan las sierras de Cantabria y Toloño. Hay rutas de senderismo, miradores espectaculares y parajes como el lago de Carravalseca, una laguna estacional de origen endorreico que se seca y se llena según las lluvias.
Iglesia de San Juan Bautista. ©Laguardia Turismo.
La mejor época para visitar Laguardia es en primavera o a comienzos del otoño. El verano puede ser caluroso y, al tratarse de una localidad muy visitada, más concurrido.
En cambio, en los meses templados es posible pasear con calma por sus calles, disfrutar de las visitas guiadas al pórtico de Santa María de los Reyes —que se realiza con un juego de luces que realza su policromía—, entrar en alguna de las bodegas, y terminar el día viendo el atardecer sobre los viñedos.
Imágenes | Laguardia Turismo
En DAP | 48 horas en Rioja Alavesa
