La escapada de monte y senderismo a la que recurrir en Jaén ahora que el calor empieza a aflojar

Coronado por un impresionante castillo, este pueblo en el corazón de la Sierra del Segura es perfecto para desconectar antes de volver al trabajo

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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

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Si estabas esperando a que el calor diese una tregua para planear una escapada al sur, este es el momento. A medida que las temperaturas empiezan a suavizarse en Andalucía, una de las mejores opciones para disfrutar de la naturaleza sin derretirse en el intento está en la provincia de Jaén.

Allí, en pleno corazón de la Sierra de Segura, aguarda uno de esos lugares que combinan monte, historia y rutas de senderismo que invitan a calzarse las botas. Se trata de Segura de la Sierra, un pueblo que parece colgado de una postal, con callejuelas empedradas, un castillo vigilante y montañas por todas partes.

España está llena de destinos en la naturaleza perfectos para una escapada: desde las cascadas del Monasterio de Piedra en Aragón hasta las cuevas del Drach en Mallorca, los pueblos colgados de Cuenca o las playas escondidas de la Costa da Morte. Pero si lo que se busca es caminar entre pinares, respirar aire puro y dormir en un rincón con encanto, Jaén ofrece una joya que aún conserva el ritmo pausado de lo auténtico.

Segura de la Sierra se encuentra en el nordeste de la provincia de Jaén, dentro de la comarca de la Sierra de Segura, que forma parte del extenso Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, la mayor superficie protegida de España.

El pueblo está a unos 125 kilómetros de la ciudad de Jaén, lo que equivale a unas dos horas en coche por carretera de montaña. Aunque el trayecto no es el más directo, sí es de los más bonitos: curvas, vistas abiertas y un paisaje que se va haciendo más agreste a medida que uno se adentra en la sierra.

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Qué hacer en Segura de la Sierra (Jaén)

Istock 918093846 Min Vista de Segura de la Sierra. ©m-martinez en iStock.

La primera impresión de Segura de la Sierra es difícil de olvidar. Situado a más de 1.200 metros de altitud, el pueblo se encarama en un promontorio rocoso desde donde se domina todo el valle del río Trujala.

Su estampa está presidida por un castillo de origen islámico, restaurado y visitable, que corona el conjunto urbano. Este núcleo está declarado conjunto histórico-artístico por la riqueza de su patrimonio y la armonía de su arquitectura. Pasear por sus calles es un ejercicio de calma: fachadas encaladas, puertas de madera, escudos nobiliarios y pequeñas plazas donde el tiempo parece haberse detenido.

Sin embargo, uno no va solo a Segura de la Sierra para ver su casco histórico. Va sobre todo para caminar. Y aquí es donde la escapada gana aún más puntos. La sierra que rodea el pueblo está surcada por infinidad de senderos señalizados. Uno de los más conocidos es la ruta del Yelmo, una cumbre mítica en la zona.

Istock 1444447339 Min Segura de la Sierra. ©José Muñoz Carrasco en iStock.

Desde el mismo pueblo se puede acceder a esta caminata, que asciende hasta los 1.809 metros. La subida al Yelmo es exigente, pero las vistas desde la cima son espectaculares: todo el Parque Natural se extiende a los pies, con un mar de montañas, valles y pinares hasta donde alcanza la vista.

Otra opción interesante es la ruta circular que baja desde el pueblo hacia el río Trujala, recorre parte de su ribera y vuelve a subir por senderos bien conservados. Es un recorrido más accesible, perfecto para media jornada, con zonas de sombra, pequeños saltos de agua y miradores naturales.

Y para quienes quieran algo aún más relajado, hay caminos que conectan el pueblo con aldeas cercanas como Moralejos o Cortijos Nuevos, con tramos casi llanos que permiten disfrutar del paisaje sin demasiado esfuerzo.

Más allá del senderismo, la zona también ofrece baños naturales en pozas del río, rutas en bicicleta, paseos a caballo y, si coincide la visita en septiembre, la posibilidad de escuchar la berrea de los ciervos, un espectáculo natural que convierte el atardecer en una experiencia sonora única.

El mejor momento para visitar Segura de la Sierra es, precisamente, ahora. A finales de agosto y en septiembre, cuando el calor extremo ha cedido, pero los días siguen siendo largos y el campo está vivo.

Las primeras lluvias refrescan el ambiente y hacen que el bosque huela a tierra húmeda. Además, al ser una zona de montaña, las noches son frescas incluso en verano, lo que convierte cualquier escapada en un respiro bienvenido frente a los rigores térmicos del sur.

Imágenes | m-martinez en iStock / José Muñoz Carrasco en iStock

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