Pasos, cofrades e incienso empapan las calles de Sevilla durante la Semana Santa. Un acontecimiento único en el mundo donde fervor, fe y cultura se citan, pero también amistad y fraternidad en torno a un estilo de vida que va mucho más allá de lo religioso.
Convertido en elemento sociocultural, la trascendencia de la vida de las hermandades y cofradías de Semana Santa en la capital hispalense hace tiempo que trascendieron de lo meramente religioso.
Sevilla, aunque sea una ciudad que vive por y para la Semana Santa, también deja margen a que entre paso y paso se pueda hacer un alto en otros hitos de la capital, como son sus bares y sus barras, bandera gastronómica de una ciudad que ha hecho del alternar de pie su auténtico leit motiv.
Son decenas los bares que alberga Sevilla y de ellos, algunos de ellos más que centenarios, han salido tapas míticas y recetas que hoy forman parte del corazón gastronómico de Andalucía.
Cómo olvidar la ensaladilla rusa del Bar Donald. O las croquetas de jamón del Casa Ricardo. O el necesario peregrinar a por gasteróropodos si vamos buscando caracoles en Las Cabrillas. O el mantecaíto al whisky de Manolo Cateca. Sin olvidar tampoco la devoción de la fritura en casas como Bodeguita Romero, donde va bajo palio el pescaíto frito.
Sin embargo, hoy vamos a cruzar el Guadalquivir y nos vamos a acercar a Triana, uno de los barrios con más solera y raigambre de Sevilla, para encontrar una tapa icónica en uno de sus bares más emblemáticos: el Bar Bistec.
Podríamos pensar que en este establecimiento –que está a puntito de cumplir los 100 años– vendríamos a hablar de filetes. Que podríamos, claro, pues es una de las tapas más habituales de este esquinazo de la calle Pelay Correa, donde espera una de las plazas con más encanto de la parte antigua de Triana.
Qué hace una tapa como tú en un sitio como este
Cuajado de azulejería en blancos y añiles, el Bar Bistec es un viaje al pasado donde las paredes se enmarcan entre retratos procesionarios de Semana Santa. De terraza y barra, el Bistec –como popularmente se le llama– se ha hecho un hueco en el corazón de Triana. Literal y metafóricamente, pues a su apertura en el año 1932, que ha dado tiempo de sobra para conquistar en lo metafórico, hay que añadir lo literal de estar en el centro del barrio.
Famoso por sus frituras, el Bistec tiene, sin embargo, uno de los grandes tesoros de la cocina sevillana a pie de barra: la paloma en salsa. Una auténtica virguería que demuestra el buen hacer de una cocina donde son capaces de atreverse a servir como ración una pieza de caza en una salsa untuosa y potente, de guiso tradicional, que sorprende por su presencia, sabor y textura.
La paloma en salsa del Bar Bistec.
Lo curioso del plato, como es evidente, es atreverse desde tiempos inmemoriales con una receta complicada y, además, meterla en un formato de bar de barrio. El mito sostiene que la receta, impropia de la cultura tabernaria, la trajo el primer cocinero del Bistec, que sostenía haber servido en cocinas reales.
Ya elaborada en el primer local que ocupó el Bistec, en la calle Castilla –muy cerca de la ubicación actual–, la paloma en salsa es uno de los reclamos más poderosos del bar que hoy regenta la segunda generación de la familia Rodríguez.
Fundado por los hermanos Lope y Antonio Rodríguez, el negocio hoy sigue siendo plenamente familiar, comandado por Lope hijo y su primo José Antonio, que llevan la batuta de una casa que está muy cerquita de cumplir los 100 años.
Bar Bistec
- Dirección: Calle Pelay Correa, 34.
- Horario: de martes a sábado de 12:00h a 00:0h. Domingos de 12:00h a 16:00h. Cierra lunes.
- Ticket medio: 12 euros.
- Teléfono: 954 27 47 59
Imágenes | Jaime de las Heras
En DAP | Gastroguía de Sevilla
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