Salir en un programa de cocina puede parecer un trampolín soñado: visibilidad mediática, nuevos clientes y la oportunidad de enseñar al gran público la esencia de un restaurante.
Pero como bien saben algunos participantes de Joc de cartes (TV3), la exposición también tiene un coste. No es nuevo que formar parte de un reality gastronómico venga acompañado de reseñas negativas, ataques en redes y juicios de los espectadores que van más allá de la comida.
En una entrevista con RAC1, Aleix Jorba e Isaac Catalán, responsables de Rauxa-Bodega Contemporània de Sabadell, contaron lo que supuso su paso por el programa de Marc Ribas.
Según explicaron, tras quedar en segundo lugar en el capítulo sobre las mejores tapas del Vallès, recibieron hasta"25 reseñas de una estrella en Google solo por no caer bien a la gente" en el transcurso del programa.
La experiencia de Rauxa en televisión
El capítulo en cuestión, emitido el 20 de agosto, enfrentaba a tres restaurantes de la zona: Bistró XXI (Castellar del Vallès), Taberna 1984 (Sant Cugat del Vallès, ganador final) y Rauxa (Sabadell). El resultado fue ajustado, pero lo que quedó fuera de la pantalla fue el impacto posterior. "Cuando abrimos después de vacaciones, el restaurante estaba lleno y muchas mesas hacían referencia al programa", recordaba Jorba.
Al mismo tiempo, llegaron los comentarios negativos, algunos de ellos sin relación directa con la experiencia gastronómica. "También hemos recibido mensajes que nos deseaban el cierre o nos llamaban vergüenza de Sabadell", explicaron. Este es un recordatorio de que la edición televisiva crea personajes y acentúa perfiles que luego marcan la percepción pública.
Entre la visibilidad y el odio digital
El contraste es claro: por un lado, el restaurante ganó notoriedad, nuevas reservas y repercusión en redes; por otro, la oleada de reseñas negativas y críticas personales mostró la otra cara de la fama. "Si una persona es más vulnerable, esto le puede afectar mucho más. Nosotros lo hemos relativizado, pero no deja de preocupar", apuntaron.
No es un caso aislado. La exposición mediática en programas culinarios siempre tiene un precio. Los espectadores no solo juzgan la comida, sino también a las personas que hay detrás: su actitud, los gestos y las palabras de los concursantes. Hay quienes no consiguen olvidar a los personajes de la paella experience del restaurante L'Àmfora de Barcelona.
Y lo que en televisión es entretenimiento, en la vida real se traduce en puntuaciones online que afectan directamente a la reputación digital del restaurante, pero también en reservas, halagos y fotos de Instagram. Todo se multiplica.
Aprender la lección
Pese a todo, Aleix Jorba e Isaac Catalán no descartan volver a un programa en el futuro. "Nos interesa la visibilidad, pero ahora iríamos más cautelosos. La primera vez no pensamos en estrategia; ahora sabemos que la naturalidad está bien, pero hay que medir más", concluyeron en la entrevista.
Su testimonio recuerda que, en la era de las reseñas inmediatas y de los programas convertidos en trending topic, cada aparición pública implica un riesgo calculado. Los beneficios pueden ser grandes, pero el precio —en forma de críticas injustas o ataques personales— no es menor. Y como demuestra el caso de Rauxa, la fama televisiva en gastronomía siempre llega acompañada de una factura que se paga dentro y fuera de la pantalla.
Rauxa Bodega Contemporánea
- Dirección: Carrer de les Tres Creus, 15, 08202 Sabadell,
- Teléfono: 936 79 96 25
- Precio: 30 €
- Horario: De miércoles a domingo, de 13 a 16 y de 20 a 24 h
Foto | 3cat, @rauxabodega/Instagram