Parece que piensas con el estómago... ¿Acaso nuestro sistema digestivo es un segundo cerebro?

Parece que piensas con el estómago... ¿Acaso nuestro sistema digestivo es un segundo cerebro?
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¿No os pasa a veces que los nervios os afectan al estómago? Muchas veces he sentido una conexión entre el sistema digestivo y el cerebro. Los nervios de antes del examen nos provocan náuseas o incluso una diarrea. Otras veces se nos quita el apetito ante un problema o en estado de stress. Esas veces, parece que piensas con el estómago... ¿Acaso nuestro sistema digestivo es un segundo cerebro?

Evidentemente, nuestro sistema digestivo no tiene la capacidad de pensar, pero curiosamente, hay cierta conexión real, ya que nuestro sistema nervioso no está formado solo por el cerebro y la médula espinal, sino que existe una gran red de más de cien millones de neuronas alrededor del intestino delgado formando el llamado Sistema Nervioso Entérico, que funciona de modo autónomo y es responsable de muchas funciones automáticas de nuestro cuerpo.

Funciones del Sistema Nervioso Entérico

Curiosamente, ese sistema interviene en muchas de las funciones relacionadas con la nutrición, ayudando a la absorción de alimentos, y estableciendo una barrera defensiva para nosotros, ya que la nutrición es una de las misiones fundamentales para la supervivencia junto a la respiración.

Además, el Sistema Nervioso Entérico interviene en el procedimiento de moléculas y neurotransmisores, como la serotonina, --la que nos hace estar contentos y con buen ánimo-- de la cual, hasta el 90% se produce en este Sistema Nervioso. ¿Será por eso que después de comer estamos contentos y relajados?

neuronas

En cierto modo, la manera de sentir y de pensar está intimamente relacionada con nuestra alimentación y por eso se nota tanto cómo nos afectan los distintos alimentos que tomamos y cómo los tomamos. Por eso insisten tanto los nutricionistas en que hay que comer relajados, despacio, con consciencia de que estamos comiendo y nunca haciendo otras cosas a la vez como trabajar o ver la TV por ejemplo.

Lógicamente, este segundo cerebro no piensa en una forma tan compleja como el de la cabeza pero se encarga de funciones vitales como el proceso de digestión de alimentos y de segregar las sustancias químicas necesarias para la misma así como para la correcta extracción y aprovechamiento de los nutrientes y vitaminas que necesitamos para sobrevivir.

Cuando tenemos el estómago vacío, nuestro cuerpo está en un estado de comportamiento más agresivo. Esto parece estar motivado porque el triptófano, que incorporamos a nuestro cuerpo con la alimentación es la sustancia que se encarga de producir la serotonina que controla nuestras emociones a nivel cerebral, por lo que bajos niveles de uno y de otro ocasionan que estemos con mal carácter.

Como el hecho de comer supone introducir posibles patógenos en nuestro organismo, el Sistema Nervioso Entérico se encarga de estar alerta, dando instrucciones al cerebro para que provoque un vómito si detecta sustancias que pueden envenenarnos o provocando una diarrea en caso de pequeñas intoxicaciones.

sistema nervioso enterico
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Las relaciones entre ambos cerebros

Aunque siempre se ha sabido que el Sistema Nervioso Entérico es el encargado de controlar la digestión, ahora se sabe también de su importancia en nuestro bienestar físico y emocional. La comunicación entre ambos sistemas, se realiza a través del llamado nervio vago, y esa comunicación nos ayuda a percibir las amenazas y actuar en consecuencia. Además la comunicación se da en ambos sentidos.

Es importante prestar atención a los mensajes de nuestro "segundo cerebro", de escuchar lo que nos dicen las tripas. Cuando estamos estreñidos, solemos estar con mal ánimo, bajando incluso la libido. El motivo suele ser una baja producción de serotonina. Cuando estamos demasiado llenos o en una digestión pesada, nos encontramos mal y se nota hasta en el humor y la incapacidad de concentrarnos.

Por ejemplo cuando comemos, una sustancia que segrega el Sistema Entérico, avisa al cerebro de que ya no debe comer más porque estamos llenos. Cuando hacemos la digestión, la sangre se desvía concentrándose en el sistema digestivo por lo que no es bueno hacer tareas intelectuales. Al igual que un alimento en mal estado puede hacer que nos entren arcadas y ganas de vomitar, en sentido inverso, una situación de estrés o de miedo, puede provocar reacciones intestinales como diarrea.

Incluso sensaciones tan placenteras como el amor, hacen que las diferentes hormonas que intervienen en el proceso cerebral, afecten al segundo cerebro, haciendonos sentir mariposas en el estómago, esos nervios y flojera tan peculiares en la fase de enamoramiento.

Creo que el tema de pensar con el estómago, y la existencia del "segundo cerebro" o Sistema Nervioso Entérico y sus relaciones con el Sistema Nervioso Central es un tema apasionante y espero que os haya resultado cuanto menos entretenido y curioso.

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