Liliana Fuchs
EditorLo hayas probado o no, te habrás cruzado con el famoso bubble tea en más de una ocasión. También llamado boba, té de perlas o, literalmente, té de burbujas, esta bebida se difundió por medio mundo desde Taiwán como la nueva moda oriental, añadiendo un nuevo factor al ya popular sector de las recetas con té asiáticas. Su gran baza, las bolitas de tapioca de sabores que dan color y textura a la preparación fría a base de té. Pero resulta que hay algo mejor en Taiwán.
La editora Jess Eng, de nacionalidad chino estadounidense, afirma en Serious Eats que es el secreto mejor guardado del país asiático. Porque nos han colado el dichoso té de bolitas como el mayor aporte de Taiwán a la cultura mundial, cuando su origen apenas se remonta a la década de 1980. Y entonces la leche de papaya ya era una bebida básica entre su población, un producto muy nutritivo ligado a la gran producción de frutas tropicales del país.
Desde que la industrialización permitió expandir los sistemas de refrigeración por el país, el sector lácteo cobró un gran impulso a principios del siglo XX, aumentando las granjas lecheras y el consumo de leche como alimento nutritivo. Combinar la leche con frutas parecía algo natural, y así crecieron varias generaciones de taiwaneses, casi como nosotros tenemos en la memoria bebidas a base de leche y distintas preparaciones solubles de nuestra infancia.
Genéricamente se habla de fruit milks, leches de fruta, pues admite muchas variaciones, pero es la leche de papaya la más popular. Es muy fácil de hacer en casa, aunque obliga a tomarla al momento de servirla, si bien hace tiempo que hay versiones industriales en cualquier comercio, también con recetas que combinan diferentes frutas para jugar con la gama de sabores y colores.
Si te animas a prepararla, básicamente es un batido de frutas o smoothie muy cremoso de papaya bien madura triturada con leche y hielo. Eng indica combinar media papaya grande, unos 375 g de pulpa sin semillas ni piel, con 240 ml de leche entera y una taza de cubitos de hielo, unos 170 g. Opcionalmente se añade un poco de leche condensada al gusto, pero si la papaya es buena y está madura, no le hará falta nada más.
Al triturar todo a alta velocidad con una batidora de vaso o similar, se consigue una bebida casi esponjosa, muy melosa y suave, nutritiva e hidratante, naturalmente dulce y rica en antioxidantes. Debido al efecto de la papaína, que actúa sobre las proteínas de la leche, conviene tomarla al momento, o podría adquirir una textura extraña y un sabor algo amargo.
Es la alternativa taiwanesa perfecta para los que no toleran el bubble tea, que no es precisamente del gusto de todos los paladares. Y mucho más fácil de hacer.
Imágenes | Unsplash/Keesha's Kitchen - Flickr/夏天
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