Miembro de la ilustre hermandad de las coberturas, igual que sucede con el frosting o con el fondant, esta buttercream (crema de mantequilla casera en su traducción literal) es una de las grandes opciones que la repostería americana nos brinda para ponernos como el tenazas.
Es muy fácil de hacer, los ingredientes los tenemos en casa y si tenemos una varilla eléctrica es coser y cantar. Podéis hacerla a mano también, aunque os exigirá un brazo fuerte, pero el resultado merece la pena.
El truco, más allá de su esponjosidad, está en que sea lo suficientemente ligera como para no parecer que estamos comiéndonos la mantequilla pero que tenga el cuerpo necesario para aguantar en las coberturas de nuestros postres favoritos.
Además, si no la utilizáis inmediatamente, se puede reservar en un lugar fresco un buen rato. No un día, pero la clave es que no vuelva a la nevera porque allí se solidificará del todo y se echará a perder.
Sacamos la mantequilla de la nevera y la convertimos en mantequilla pomada con la varilla.
Luego montamos con la varilla eléctrica la mantequilla con el azúcar glass incorporando la leche y la vainilla después del primer minuto, dejando que quede bien emulsionada y con la resistencia suficiente.
Reservamos en un lugar fresco, no en la nevera hasta su uso
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Cómo utilizar la buttercream o crema de mantequilla
Con esta buttercream puedes napar tus tesoros de la repostería americana que más te gusten como muffins, cupcakes o cakes, incluyendo tartas de zanahoria o la clásica red velvet, pues el resultado es jugoso, sabroso y no tan pesado como con coberturas de solo azúcar.
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