La mantequilla de tomates secos es ideal para usar en todo tipo de tostadas. Es una receta muy sencilla, que no requiere ninguna cocción ni reposo y que podéis tener lista para usar, en menos de cinco minutos.
Ya os adelanto que incluso sola está buenísima para desayunar, pero aún me gusta más untando una fina capa sobre el pan tostado para alegrar un embutido, unas lonchas de salmón ahumado o unas anchoas, por lo que os recomiendo que probéis cuanto antes este adictivo untable.
Como se conserva bien en la nevera, yo suelo tener un pequeño tupper con esta elaboración, lista para usar incluso con pescados cocinados a la sal, o para dar un toque especial a unos taquitos de queso curado o incluso añejo.
Sacamos los trozos de tomate seco de su conserva, escurriéndolos bien. Con unas pinzas es una tarea muy sencilla. Vamos echando los tomates en un procesador de alimentos, o una picadora de las que vienen como accesorio en las batidoras de mano.
Añadimos el ajo granulado, -también podéis utilizar cebolla frita crujiente si lo preferís- y procesamos durante diez segundos, para cortar el tomate en trocitos. Agregamos la mantequilla en dados, que habremos sacado de la nevera al menos una hora antes para que esté blandita. Vamos procesando en turnos de unos 15 segundos, removiendo después y volviendo a repetir la operación hasta conseguir una textura a nuestro gusto.
Una vez tengamos lista la mantequilla de tomates secos, -a mí me gusta dejar trocitos de tomate seco visibles- sacamos del procesador de la batidora y pasamos la mantequilla a un cuenco para servirla. Lo que sobre, podemos guardarlo en un tupper hermético y guardar en la nevera como la mantequilla normal.
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Con qué acompañar la mantequilla de tomate seco
Podéis utilizar esta receta de mantequilla de tomate seco en todo tipo de tostas. Sola, untada en pan es un auténtico vicio, pero está deliciosa tanto con jamón o lomo embuchado, como con salmón ahumado, anchoas en conserva o con un queso viejo.
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