La paradoja del vino en Francia: vuelcan camiones, pero se apropian de variedades españolas para sortear el cambio climático

  • Uvas como la verdejo o la cariñena, más resistentes a la sequía, empiezan a verse en viñas del sur de Francia

  • Aún es un fenómeno muy minoritario, aunque es una de las opciones para enfrentarse a escenarios climatológicos más severos y cambiantes

Una Vina
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Dos caras, pero una misma moneda. Así se puede entender la realidad del vino francés en 2023 y en ambas coexiste, no como incógnita, una variable: la de España. Fueron tres camiones procedentes de España, cargados con cava y también con vino a granel, los que medio millar de viticultores franceses asaltaron en el peaje de Boulou, muy cerca de la frontera española, destruyendo la carga y generando una situación que nos retrotrae a ciertos episodios de los años 90.

El eco de la acción, criticada tanto por las autoridades españoles, que exigen "sanciones severas" como comentó Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, como por franceses no ha pasado desapercibida.

Marc Fesneau, el homólogo francés de Planas, también se pronunció sobre un acontecimiento donde considera que se trata de "una imagen que no ayuda a la lucha", además de considerar que la violencia no es el camino.

Lo irónico y paradójico no está sólo en el hecho de esta muestra de vandalismo, sino en una realidad que en Francia llevan adaptando varios años —no en todo el país, pero a la que están prestando atención— y que tiene que ver con el cambio climático.

Convertido en un caballo de batalla crucial en los climas mediterráneos, los más expuestos de Europa a aumentar su desertización (algo que ya estamos comprobando España), el escenario del futuro con escenarios climatológicos cambiantes y extremos, marcados por períodos de sequía más prolongados y de lluvias torrenciales modifican la forma de cultivar y cosechar viñedos.

Una realidad que, con sus más y sus menos, España lleva comprobando en sus campos desde hace varios años. El ejemplo de 2023 es fehaciente en cómo se está comportando el campo ante la ausencia de lluvias en ejemplos como el aceite de oliva o el pimentón, así como ha sucedido con el cereal y con el arroz.

Istock 144337048 Aunque la cosecha en el Aude en 2023 ha sido buena, la amenaza del cambio climático insta a buscar soluciones en otro tipo de variedades o en la forma de trabajar la viña. ©iStock.

Sin embargo, la viña tiene una gran resistencia a la sequía. Razón por la que, como explican desde el periódico francés La Nouvelle Republique, son varios los viticultores galos que han comprobado que parte de las soluciones a un futuro poco alentador miran a la cara sur de los Pirineos.

Marcada por una pluviosidad algo mayor que la que ocurre en España, la región del Languedoc-Rousillon y en el departamento de Aube, limítrofes con España, empiezan a ver las consecuencias que tiene en sus viñedos la sequía.

Verdejo y cariñena para enfrentarse al cambio climático

Razón que ha llevado a vignerons como los de Château Ciceron a empezar a importar cepas de uvas españolas como la verdejo en el caso de los blancos o la cariñena en el caso de los tintos, más resistentes a la sequía y al estrés hídrico, para comprobar cómo se desarrollan en suelo francés.

Istock 1550819913 Determinadas variedades como la verdejo o la cariñena, más resistentes a la sequía, pueden estar entre la solución para ciertos bodegueros franceses frente al cambio climático. ©iStock.

Además, no se trata sólo de cepas españolas, sino también de variedades portuguesas como la alvarinho —que es el nombre que recibe la verdejo en Portugal—, igualmente aclimatada a una climatología más seca.

La ironía final de este cambio está, además, en poner a la cariñena en un mapa de vino con potencial. Variedad típica del Mediterráneo español y de ciertas partes de interior como Aragón, la historia de la cariñena en Francia (donde llegó a principios del siglo XX) estuvo marcada por una mala fama como uva de gran rendimiento, pero de escasa calidad.

Ahora, aunque lleva demostrándose varios años, la realidad es que puede ofrecer grandes vinos, con perfiles aromáticos muy frutales y con una concentración de alcohol no demasiado elevada, si se maneja correctamente y si no se produce en grandes cantidades.

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Un nuevo modelo para determinados viticultores franceses que empiezan a comprobar cómo sus variedades tradicionales no pueden afrontar la nueva situación con las mismas garantías que cepas españolas que, en este caso, sí son bien recibidas.

Imágenes | iStock

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