Joana Costa
EditorEl romero no es una planta cualquiera. Su aroma es potente, evocador y, sorprendentemente, eficaz contra los mosquitos. O al menos eso indican los profesionales que lo utilizan en terapias botánicas.
Mientras se enfrían los aparatos electrónicos antimosquitos, algunos optan por una opción más natural: un ramito de romero fresco o seco puede marcar la diferencia en un porche o dormitorio.
Ahora bien, no es solo una cuestión de olor, sino de interpretar que la biología vegetal también puede protegernos. Y si además queda bonito, el romero se gana su lugar en el jardín y en la decoración.
En ramilletes
La forma más simple es colocar ramilletes en floreros discretos junto a ventanas y puertas. El aroma intenso repele, mientras el verde aporta un toque sofisticado al ambiente.
En incienso
Otra opción es quemar unas ramitas secas en un recipiente metálico. El humo desprende su aceite esencial y crea una barrera aromática que mantiene a raya a los mosquitos voladores.
Difusor casero
También se puede preparar un spray casero con infusión de romero y un chorrito de alcohol. Pulverizado en zonas de paso, se convierte en una defensa efectiva sin químicos agresivos.
En maceta
Si tienes jardín o terraza, plantar romero en maceta o en el suelo limita la presencia de mosquitos justo donde más se reúnen en verano. El efecto es acumulativo y silencioso pero constante.
En cocina
En cocinas o comedores, el romero añade aroma a infusiones o platos, y además actúa de cierto modo como barrera antimosquitos mientras se encuentra a la espera de entrar en la cazuela.
Como ventaja, su mantenimiento es sencillo: riego escaso, sol directo y soporta bien sequías. Ideal para quienes buscan plantas útiles sin dedicar demasiado tiempo diario.
Aprovechar el romero para ahuyentar mosquitos es un doble acierto: un gesto ecológico, decorativo, económico y compatible con el verano y el disfrute de espacios habitados.
Foto | Pragyan Bezbaruah y Ron Lach
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