Cuando las temperaturas suben, el instinto suele decirnos que hay que regar más. Pero no siempre más es mejor, y tampoco cualquier momento vale. Aunque parezca una tarea sencilla, el riego puede ser la causa número uno de las plantas mustias, hojas quemadas o raíces podridas.
Y es que tan importante como el agua es cuándo se aplica. A menudo se pasa por alto que el horario de riego tiene un impacto directo en la salud de las plantas. No es lo mismo hacerlo en plena canícula del mediodía que al amanecer, y la diferencia puede traducirse en hojas chamuscadas o raíces encharcadas.
Los jardineros profesionales lo tienen claro: el mejor momento para regar es aquel que respeta los ritmos de la planta y las condiciones del entorno. Conocerlo no solo mejora la absorción del agua, sino que ahorra recursos y previene plagas o enfermedades.
Índice de Contenidos (5)
1. La mejor hora para regar en verano
La primera recomendación de los expertos es evitar las horas centrales del día. Regar al mediodía, cuando el sol pega con más fuerza, es uno de los errores más comunes: el agua se evapora antes de llegar a las raíces y puede incluso quemar las hojas si actúa como lupa. La hora ideal es temprano por la mañana, entre las 6 y las 8.
Este horario permite que la tierra absorba el agua sin estrés térmico y evita que las plantas pasen el día con exceso de humedad. Además, al haber menos viento e insolación, se reduce también la evaporación.
2. Qué pasa si riegas por la noche
Aunque muchos optan por el riego nocturno por comodidad, esta práctica tiene más inconvenientes que ventajas. El agua acumulada durante la noche en hojas y raíces puede favorecer la aparición de hongos y enfermedades, especialmente si no hay buena ventilación.
En climas cálidos y húmedos, regar al atardecer puede convertirse en un caldo de cultivo para el oídio o la botritis. Por eso, si no es posible regar por la mañana, se recomienda hacerlo al final de la tarde pero con tiempo suficiente para que la planta se seque antes de la caída del sol.
3. Cómo saber si tu planta necesita agua
No todas las plantas tienen las mismas necesidades. Algunas, como las suculentas, prefieren sequías controladas, mientras que otras necesitan sustratos siempre frescos. Para no fallar, el truco es introducir un dedo en la tierra: si está seca a dos centímetros de profundidad, es hora de regar.
Las hojas caídas, los bordes marrones o el crecimiento detenido también son señales de alerta. Observar la planta es más eficaz que seguir un calendario estricto.

4. Qué tipo de riego es más eficiente
El riego localizado es siempre preferible al riego por aspersión. Usar una regadera o un sistema de goteo directo en la base de la planta reduce la evaporación y asegura que el agua llegue al sistema radicular. En macetas, es recomendable usar platos con agua durante unos minutos y luego retirarlos.
Evita mojar las hojas y flores, ya que pueden dañarse con el sol o desarrollar enfermedades. Un riego eficiente es silencioso, invisible y constante.
5. Consejos extra para optimizar el riego
- Agrupa las plantas según sus necesidades hídricas para evitar excesos o carencias.
- Usa sustratos que retengan la humedad sin encharcar.
- Mulcha o cubre la tierra con corteza o paja para reducir la evaporación.
- Riega lentamente para que el agua penetre bien.
- Adapta el riego a las estaciones: menos en invierno, más en verano.
Foto | Kaboompics.com y Kampus Production
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