Preciosa y fácil de cuidar, la flor que Van Gogh convirtió en arte es perfecta para llenar de colores tu jardín

El famoso artista tenía en esta especie vegetal un gran referente botánico para sus creaciones artísticas y convivió con su estética toda su trayectoria

Iris
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Joana Costa

Editor

Cuando brotó la pincelada viva de Vincent van Gogh sobre sus famosos lirios, pocos imaginarían que aquel cuadro inmortal reflejaba una planta igualmente inolvidable en el jardín.

El iris, un tipo de lirios, con sus pétalos tan expresivos como el óleo sobre lienzo, no solo aporta un toque visual espectacular, sino también historia, simbolismo y una resistencia que lo convierte en una de las opciones más recomendables para cualquier aficionado a la jardinería.

Desde la antigüedad, esta flor evocadora lleva el nombre de la diosa griega del arcoíris—Iris—elegido precisamente por su amplio abanico cromático. Su presencia alude a mensajes celestiales, esperanza, sabiduría y valor, según dicta la historia tradicional.

No es casualidad que en épocas victoriana y romántica estas flores fueran entregadas como símbolos de confianza, admiración o coraje, dependiendo de su tono: el azul irradiaba fe, el blanco pureza, el morado nobleza.

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Más de 300 especies

Más allá de su estética y carga simbólica, el iris es un verdadero aliado en el jardín. Se trata de una planta perenne tropical y rizomatosa, con más de 300 especies e incontables híbridos cuyo esplendor se adapta a múltiples entornos templados.

Los iris barbados —entre los más populares—, y los iris siberianos, ofrecen una floración duradera desde la primavera hasta el comienzo del verano, con un follaje ornamental que prolonga el interés visual más allá de la floración.

Cultivarlos no exige mano experta. Solo requieren una ubicación soleada o semisombreada, suelos bien drenados y una división ocasional de rizomas cada dos o tres años.

En ambientes más húmedos, especies como la Iris sibirica demandan una base algo más fresca y profunda, pero se mantienen tan agradecidas como elegantes. Estas flores son grandes aliadas.

iris azul

No solo brotan más flores: su difusión natural permite multiplicarlos con facilidad, y conviven con otras especies ornamentales en singular armonía. Compañeros ideales incluyen narcisos, phlox, salvias o cosmos, lo que permite mantener el jardín florido desde la primavera hasta bien entrado el otoño.

Además, el iris ha sido muy valorado por sus aplicaciones terapéuticas y cosméticas. Sus raíces han sido usadas en perfumes y tratamientos tópicos antisépticos, y en aromaterapia se aprecian tanto sus fragancias como su efecto relajante.

El iris no es solo una flor vistosa, sino una aliada simbólica, botánica y poética. Es una elegida fiel que da vida, historias y color con una manera de cultivarse directa, natural y plena. Van Gogh lo sabía bien; basta dejar que florezca en tu jardín para entenderlo tú también.

Fotos | Pixabay/Ralph - Pexels/Siegfried Poepperl

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