Hace unos días Mark Lynas escribía un interesante post sobre las berenjenas BT de Bangladesh.
Uno de los productos más consumidos en el sudeste asiático, especialmente en la India y en Bangladesh es la berenjena. Por desgracia, esta planta sufre con mucha facilidad el ataque de una plaga (el taladro), que obliga a los agricultores a rociar los cultivos con gran cantidad de pesticidas. Y lo tienen que hacer muchas veces al año, porque de otra forma los cultivos se echarían a perder.
Qué son las Berenjenas BT
Pues bien, para evitar este caso investigadores de centros públicos de investigación, y universidades de Bangladesh, han desarrollado una variedad de berenjena que resiste a la plaza del taladro, es la berenjena BT. Al igual que otras plantas modificadas genéticamente, permite expresar una característica específica, en este caso una proteína, la BT (nombre que viene de la bactería que la produce originalmente Bacillus thuringiensis) y que sólo afecta específicamente al insecto del taladro.
Este tipo de plantas BT, también se dan el maíz, el trigo, o algodón y se llevan cultivando mucho tiempo en varias regiones del mundo, donde han demostrado tener efectos positivos sobre la biodiversidad de los cultivos. Es más, al reducir la cantidad de pesticidas, permiten que sobrevivan los propios insectos depredadores que son capaces de controlar otras plagas (fuente: Nature)
Por cierto, que en agricultura ecológica, no se usan plantas BT, sino que se rocía toda la cosecha con la propia bacteria, que tiene en su interior la proteína BT. Es decir, que es probable que nos la hayamos comido muchas otras veces antes sin saberlo.
Rompiendo mitos sobre los transgénicos
Lo bueno del caso es que la investigación, al haberse desarrollado con fondos públicos y no depender de ninguna multinacional, se ofrece de forma gratuita a los agricultores. Son varios los campos de cultivo que ya han experimentado con esta variedad con éxito. Por desgracia, aquellos que se oponen irracionalmente a la mejora tecnológica de la agricultura en los países en vías de desarrollo, han comenzado a publicar por las redes sociales que estos cultivos no han funcionado.
El artículo de Mark Lynas lo desmiente de arriba abajo. De hecho, lo que están consiguiendo los agricultores es reducir, dramáticamente, el número de veces que tienen que rociar las berenjenas con pesticidas para evitar la plaga. Es más lo bueno es que por la especificidad de esta proteína, que está en la propia planta, y al menor uso de pesticidas mejora la biodiversidad de los campos donde se cultivan.
Pero lo que es más importante es que está ahorrando dinero y trabajo a los propios agricultores. Gastan menos en pesticidas, trabajan menos horas en el campo, y tienen mayores garantías de que su campo de berenjenas va a salir adelante y por tanto, que no van a perder dinero con la cosecha.
Beneficiando "sin querer" a las compañías de pesticidas
Vaya por delante que no tengo nada en contra de las compañías que se dedican a la elaboración de productos fitosanitarios. Antes al contrario, cada vez están logrando diseñar productos más específicos y menos tóxicos que nos benefician a todos.
Paradójicamente, la actitud de quienes se oponen a esta variedad de berenjena, no hace sino favorecer a las algunas compañías de pesticidas. Es casi seguro que no es una actitud consciente, pero en el fondo los más beneficiados de esta protesta son ellas.
Muchos pensarán que este artículo no cuadra mucho en Directo al Paladar. Todo lo contrario, lo que quiero señalar es que nuestras actitudes, cuando están poco meditadas o documentadas, hacia las nuevas tecnologías alimentarias, pueden perjudican a terceras personas de forma involuntaria o favorecer intereses que no nos gustaría.
Por ejemplo, que esas variedades de berenjena, mucho menos afectadas por pesticidas, se puedan comercializar fuera de Bangladesh y que podamos consumir en otros países, podría se la forma más inmediata para que esos agricultores pudieran ser capaces de exportar esa producción y mejorar su nivel de vida. Quizá en unos años, se oigan voces en contra de "berenjenas transgénicas". Cuando ese día llegue, podrás tener otro punto de vista.
En definitiva, estas berenjenas rompen varios mitos. Ni son tóxicas, ni están sujetas a patentes, si benefician a multinacionales, ni reducen la biodiversidad.
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