Las monísimas zanahorias baby del súper no existen, tienen truco

Son muy prácticas y cómodas en su formato listo para comer, pero son un invento de la industria alimentaria

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Las versátiles zanahorias se han popularizado como snack saludable para picar entre horas o la hora del aperitivo. Y la industria nos lo quiere poner más fácil -y sacar beneficio- con formatos listos para comer, luciendo especialmente atractivas las llamadas zanahorias baby. Muy monas ellas, muy frescas y muy tiernas, pero lo cierto es que no existen.

No son un holograma ni producto de nuestra imaginación. Lo que sucede es que no es una zanahoria 'natural'. por así decirlo. Sí que existen las variedades de esta hortaliza que tienen un menor calibre, y algunas se recolectan específicamente antes de que se desarrollen más, pero ya ofrecen las cualidades organolépticas adecuadas para su consumo. Las que compramos envasadas son otra cosa.

Lo explicaba muy bien hace tiempo Gemma del Caño, licenciada en Farmacia y especialista en seguridad alimentaria. Esas mini zanahorias que solemos encontrar en la sección de verduras y ensaladas refrigeradas del supermercado, o también en conserva y congeladas, son de corte baby, no de crecimiento baby.

Porque la industria alimentaria es, ante todo, una industria, y como negocio su objetivo es obtener beneficios ofreciendo al consumidor algo que le atraiga. Pero somos algo puñeteros; queremos alimentos saludables pero atractivos, naturales pero fáciles de cocinar o de comer, nutritivos pero que sean ricos, económicos y prácticos. Y a ser posible, que estén un poco a la moda, nada de cosas viejunas.

Así, tenemos una eclosión de los platos preparados y los vegetales de cuarta gama, como las ensaladas ya listas para comer, sin necesidad de lavarlas, o la fruta pelada y cortada. Nuestras bonitas zanahorias suelen estar acompañadas de rabanitos, tomates cherry, pepinos baby, granos de granada o piña cortada. Un snack sano para comprar, llevar, abrir y comer. Ideal para niños, con su forma tan graciosa.

Zanahorias Baby

Pero si te detienes a observar bien estas zanahorias, verás que tienen una textura y un sabor algo diferente a la que puedas comprar en manojo, con su tierra y sus hojas, en el mercado. Y no es solo porque están peladas y lavadas -aunque la piel se puede comer perfectamente si se limpia bien-. Hay algo más.

De zanahorias feas a baby cuquis

La siempre lista industria ha dado con un modo de darnos lo que queremos y encima ahorrarse un desperdicio que siempre conlleva pérdidas. ¿No nos gustan las verduras feas, deformes o que han sufrido golpes? Pues en lugar de tirarlas, vamos a aprovecharlas.

Y así, las zanahorias que no cumplen los estándares para su comercialización, se pelan y cortan con máquinas hasta dejarla chiquitinas, con su superficie lisa y extremos redondeados, sin imperfecciones a la vista. Lo feo se tira, se junta con otras hermanas a las que se les aplica el mismo corte, se rebautizan como 'baby', y a listas para su venta, previo paso por una buena estrategia de marketing.

En realidad exigen otro tratamiento, pues al estar peladas carecen de protección natural y podrían estropearse muy rápidamente. Como explica Del Caño, se les aplica una solución desinfectante antes de envasarlas en atmósfera protectora, sustituyendo el oxígeno por una mezcla de nitrógeno y CO2. Así se alarga su conservación, pero exigen estar refrigeradas.

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La humedad interior de esas bolsas y la solución desinfectante provoca que la superficie de la hortaliza desarrolle una textura algo viscosa, y adquieren un matiz de sabor extraño, por muy crudas que estén. Siguen siendo saludables -siempre que no se pasen de fechan y se respete la cadena de frío-, y no están mal para un apuro. Pero nos va a salir mucho más rentable comprar zanahorias, digamos, normales.

Si no nos gusta comer la piel siempre podemos pelarlas en casa después de lavarlas o desinfectarlas, pero aún así estaremos desperdiciando menos cantidad de hortaliza. Las zanahorias feas también son aptas para el consumo; si no las vemos en el súper, seguro que sí las encontramos en fruterías de barrio, mercadillos, cooperativas o comprando a productores directamente.

Y nos saldrá muchísimo más barato.

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Imágenes | iStock/bhofack2 - Marco Verch

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