En Madrid hay tradición, yo creo que de toda la vida, de albergar fruterías en pequeñas tiendas que quedan a pie de calle. Vamos, cosa muy normal en muchos sitios. Las fruterías están proliferando como champiñones entre los ciudadanos indios y pakistanís. Y es que algo ocurre en las fruterías de Madrid, y no estoy muy seguro de que sea bueno.
De verdad, que no es nada malo, pero podríamos denominar estas fruterías como fruterías low cost. Y eso si que me parece algo malo. Pongamos de ejemplo mi barrio. El barrio de Delicias en el madrileño distrito de Arganzuela. En concreto nos vamos a centrar en un radio de 250 metros cerca de la vieja estación de tren de Delicias, actual Museo del Ferrocarril. Son al menos 10 fruterías las que están dentro de este radio, todas ellas de similares características.
Cuando los ultramarinos pasaron de manos y no solo eso sino que nacían ultramarinos por doquier estuvo genial. Era como si en Madrid, ¡por fin! hubiese algo distinto: “el chino”, “vete al chino a comprar…”. Simplemente genial.
Ahora, después de un millar de restaurantes chinos por todos lados se están abriendo muchas cafeterías y bares donde se sirve comida típicamente española, vamos el típico menú diario para los trabajadores, pero a mano de Chinos. Lo cual es muy gracioso, pero la verdad que están genial esos bares (tengo uno cerca de casa, también) porque son exactamente iguales a cualquier tasca española de toda la vida y además te atienden de una forma muchísimo más educada, y la comida como siempre, española con cocinera china.
Las fruterías low cost son otra cosa. Y es que me parece que un local de cuatro paredes, una estantería de pared a pared y llenarlo de género debe ser barato, si no, no se explica que en cuestión de cinco meses haya seis fruterías nuevas de este tipo distanciadas unos 30 metros cada una de la otra y viceversa. Pero eso no es lo más grave.
Para vender fruta, creo, que hay conocer el género. Y este ha empeorado, sobre todo en las fruterías que antes funcionaban en otras manos y han pasado a nuevas manos recientemente. No sé si habéis visto alguna vez unas mosquillas que salen (o van) de las piñas cuando ya están pasadillas. Todos los días cuando saco a mis perros veo las mismas mosquillas en las mismas piñas en la misma nueva frutería low cost. Claro, que las venden a 2×1 y porque no habrán pensado en regalarlas con las naranjas de zumo.
Seguro que hay fruterías que están trabajando muy bien, pero me parece que es una tónica que se está generalizando en Madrid poco a poco. Yo ya he encontrado otra frutería, que además está genial, es mucho más cara pero creo que me merecerá la pena.
Foto | Mr Conguito
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