La ciudad suiza de Basilea tiene uno de los ambientes navideños más bonitos que recuerdo de este pequeño país. A pesar de que los mercadillos navideños se clausuran la víspera de Nochebuena, durante la Navidad se mantiene ese espíritu festivo y hay muchos actos relacionados con las fiestas. Si tenéis la suerte de acercaros a Suiza estos días no podéis perderos la exposición "Navidad dulce y crujiente" en el Museo del Mundo del Juguete, abierta hasta febrero.
El Spielzeug Welten Museum es un pequeño lugar mágico que hará las delicias tanto de los más pequeños como de los más mayores, que disfrutarán más de la visita gracias al factor nostalgia de esos juguetes antiguos que cada generación atesora en su memoria. Pero además, la actual exposición de dulces navideños hace mucho más interesante su visita, pues el museo ha creado un gran montaje lleno de objetos antiguos de todo el mundo relacionados con el lado más dulce de la Navidad.
Platos navideños típicos de cada región hay muchos, pero creo que los dulces son muchísimos más. Sólo hay que prestar ateción a la enorme riqueza y variedad que tenemos dentro de España, con muchos dulces tradicionales diferentes en cada zona y en cada pueblo. A mí me fascina conocer las pequeñas delicias de cada rincón del planeta, aunque eso implicaría estar tomando dulces de Navidad durante todo el año.
En la exposición Verführerische, süsse Weihnachten, se recogen numerosos objetos relacionados con el mundo de los dulces de Navidad. En las vitrinas y paneles explicativos se reúnen útiles de cocina, moldes, envases, ilustraciones, recetas antiguas, hornos y todo tipo de elementos necesarios para preparar cada dulce.
Personalmente siento debilidad por los moldes metálicos y de madera antiguos usados para dar forma a las galletas, fundamentales en época de Adviento y Navidad en gran parte de Europa desde la Edad Media. También me gustan mucho las cajas metálicas donde se guardaban estas delicias, siempre decoradas con imágenes llenas de encanto.
En la exposición se exhiben también los propios dulces elaborados, prestando especial atención a las tradiciones centroeuropeas. En sus salas se pueden encontrar desde todo tipo de galletas de especias, hasta especialidades internacionales como el bûche de Noël, speculoos, Lebkuchen, Bredele, panettone, Stollen o las famosas Vanillekipferl, galletas alemanas con forma de media luna.
Me gusta comprobar que no sólo se han preocupado por mostrar todos los objetos que componen el catálogo de esta exposición, sino que también se enseña al visitante el contexto en el que surgen y se expanden las tradiciones de dulces navideños: cuál es su origen, qué simbolizan, qué tradiciones tienen asociadas, etc. Por ejemplo, es interesante recordar que las especias, fundamentales en estas recetas, eran difíciles de conseguir debido a que debían importarse de tierras lejanas, y por eso se reservaban a fechas especiales.
Imagino que en el propio Museo facilitarán muestras de los dulces para agasajar al visitante, y es que sería una crueldad hacernos salivar durante todo el recorrido sin dejarnos catar ninguna de sus delicias. En cualquier caso, las calles de Basilea están llenas de puestos, pastelerías y tiendas repletas de dulces durante la Navidad, así que siempre puede completarse la visita fuera de las instalaciones de la exposición.
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