En Portugal no solo se ven helados, cervezas y refrescos por las playas. En la zona más sur del país, sobre todo en torno al Algarve, abundan los vendedores de un bollo frito, relleno y rebozado en azúcar que seducen a bañistas locales y turistas. Son las bolinhas o bolas de Berlim, un dulce que, contra toda lógica, Portugal ha convertido en típico del verano, pero que tiene dura competencia en tierras andaluzas.
Las localidades españolas y lusas que viven prácticamente a un paso de cruzar la frontera se han contagiado de influencias mutuas en un proceso orgánico y natural. Esta contaminación afortunada se percibe claramente en la gastronomía, y un ejemplo claro del fenómeno lo encontramos en el pequeño pueblo de La Redondela, en la provincia de Huelva.
Allí es famoso el obrador de la Señora Juana, abierto desde hace más de 30 años elaborando todo tipo de dulces totalmente artesanos en un negocio familiar que atrae a multitud de clientes desde varios cientos de kilómetros a la redonda.
Por fuera, el local es como cualquier otro horno de pueblo, instalado tras la fachada de lo que parece una vivienda humilde más, sin grandes escaparates ni letreros ostentosos. Pero al cruzar la puerta se obra la magia desvelando un mostrador repleto de dulces y otras delicias con un aroma embriagador en el ambiente que sale del obrador del fondo. Mostrador repleto si llegas temprano, claro, porque no es raro que los productos estrella se agoten, sobre todo en verano.
La especialidad de la Señora Juana son las llamadas cocas de Huelva, un dulce típico de la provincia especialmente popular en torno al municipio de Isla Cristina, con relleno de cabello de ángel y bizcocho de almendra, originalmente típico de Semana Santa. pero a este negocio artesano también acuden en peregrinación los amantes de las bolinhas portuguesas, aquí simplemente boliñas, que, para muchos, son incluso mejores que las lusas.
La boliña es una variante de la berlinesa germana, el llamado dónut original pero sin agujero, una masa de panadería enriquecida, casi tipo brioche, que se fríe, se rellena con crema pastelera o chocolate, y se reboza en azúcar. Una golosidad que en Alemania es típica en tiempos de Carnaval y que no parece el mejor tentempié para un día de playa en bañador, pero que, nadie sabe muy bien por qué, es ya todo un bocado clásico del verano portugués, y también onubense.
En este horno de Redondela las hacen todo el año junto a su nutrido repertorio de dulces caseros típicos, pues, además de las famosas cocas, preparan galletas y pastas, roscos, empanadillas de cabello de ángel, tortas dulces, pasteles, etc. Una parada obligatoria si se pasa por la zona que bien merece un desvío.
Imágenes | Señora Juana
En DAP | Berlinas de crema