Cocinar ahorrando en la economía es algo que ya practicaban nuestras bisabuelas. Con el constante aumento del precio de los alimentos se hace necesario rescatar este utilísimo arte ¿Quieres saber cómo ahorrar en la cocina? Vamos a planear el menú semanal para conseguirlo.
A menudo, el concepto de "cocina económica" evoca visiones de platos aburridos y sosos, pero cocinar vigilando el presupuesto no tienes que ser forzosamente así. Lo esencial es estar al tanto de lo que se gasta, escogiendo platos con aspecto y sabor apetitoso y raciones abundantes, para que no se note la diferencia que supone comer a bajo coste.
Planear la compra
Actualmente resulta más fácil que nunca saber qué alimentos están a buen precio. Podemos escuchar la radio, buscar en internet y leer los periódicos, buscando los anuncios de rebajas y ofertas que tienen las tiendas de la zona, y planificar el menú de acuerdo con ellas.
Si, por ejemplo, una semana está barato el pollo, podemos organizar nuestras comidas con esta carne y escoger también las verduras de temporada para acompañarlo, que son más económicas. Pensemos bien los menús antes de ir al supermercado, para que cuando entremos en él ya sepamos qué debemos comprar.
Los supermercados son una tentación para el comprador despreocupado, que va llenando el carrito con todo lo que le entra por los ojos y se lleva un disgusto al pasar por caja.
Calculad antes que nada cuántas comidas debéis servir al día. En casi todas las semanas, la compra se centra alrededor de la comida principal, el desayuno y la cena se resuelven con dos cosas sencillas, como huevos, queso, fiambre o salchichas y un caldo o una ensalada.
Haced primero una lista de los artículos que debemos tener siempre a mano, como harina, huevos, azúcar, sal, aceite, mantequilla, queso, etc. que son el armazón de las comidas principales. Preparad luego una lista de las comidas y de los ingredientes que os harán falta para ellas y, finalmente, haced una lista de las verduras.
De este modo, compraréis todo lo que os haga falta para la semana, sin que os falte ni os sobre nada. Si la lista incluye carne fresca o pescado, convendría dentro de lo posible, dejar esta compra para el mismo día que se necesite.
Al hacer la compra, hay que tener el ojo avizor para las gangas. En algunas tiendas marcan el precio de los artículos por Kg, por lo que muchas veces lo que tiene la apariencia de ser caro resulta en realidad la opción más barata por Kg o fracción.
Evitad los alimentos preparados y envasados, como la carne asada en lonchas, que sale mucho más barata si se hace en casa. Lo mismo puede decirse de las galletas y bizcochos. También debéis apartaros de las verduras frescas envasadas, salen más baratas a granel.
No os dejéis seducir por las "ofertas especiales". Antes de caer en la tentación, comprobad que necesitáis el producto en cuestión y que es más barato que la propia marca del supermercado. Pero no dejéis de aprovechar todos los artículos útiles, como quesos, rebajados porque está a punto de vencer la fecha de caducidad, o los paquetes de galletas rotas (sirven para bases de tartas) y otros productos con el envase roto o abollado como el azúcar.
El ahorro en la cocina
El costo real del combustible que se gasta en la preparación de los alimentos puede reducirse hasta el punto de que suponga una diferencia notable en el presupuesto doméstico. He aquí 7 consejos para ahorrar en la cocina:
- Coced las verduras al vapor en una olla especial, de este modo pueden hacerse dos cosas distintas a la vez, una arriba y otra abajo, con el mismo gasto que una sola.
No encendáis el horno para hacer una sola cosa. La preparación que necesite más calor deberéis colocarla en la parte superior.
Sacad el máximo provecho a la olla a presión.
Cuando hirváis agua, poned en el cazo sólo la cantidad que necesitéis.
Aprovechad el calor del horno encendido para calentar algún plato o alimento, como el pan.
Preparad más cantidad de alimentos de la necesaria y congelad el resto en porciones.
- El consumo del congelador es mayor si está más vacío, si es necesario ocupad los espacios vacíos con cajas de margarina o cartones de leche llenos de agua.
Sin despilfarros
La comida es demasiado cara para tirarla descuidadamente. Vamos a darte unas cuantas ideas para aprovechar restos tan pequeños que normalmente irían al cubo de la basura. Estaremos encantados que compartáis con nosotros vuestros trucos para aprovechar los restos de comida.
No tiréis la hojas externas de repollo, las puntas de las zanahorias, etc. sirven para hacer caldo.
Con los huesos de un pollo o pavo asados se puede hacer caldo, añadiendo para darles sabor una cebolla con unos clavos de olor pinchados, un ramillete de hierbas aromáticas y un par de zanahorias troceadas. Este caldo es un fondo excelente para muchas sopas.
Los restos de verduras pueden picarse para hacer tortitas fritas o rehogarse, según la clase que sea, para acompañar un plato de huevos con bacon o salchichas.
Las cortezas de pan de molde pueden guardarse para hacer budines de pan o pan rallado.
La pasta cocida (sin salsa) sirven para reforzar una ensalada.
La grasa que se quita al jamón serrano o al bacon, puede reducirse a líquido para dorar la carne o las verduras en la fase inicial de muchos estofados y guisos.
El arroz blanco sobrante puede convertirse en arroz frito estilo chino, mezclado con cebolla muy picadita, jamón York y unos champiñones picados. Se fríe hasta que esté bien caliente, se le añade huevo batido, se revuelve y se fríe hasta que esté cuajado.
Con los bizcochos que se han puesto duros, se pueden hacer deliciosos postres como desmigarse para acompañar un helado.
Como habéis podido ver, hay muchos pequeños gestos que podemos hacer para economizar en la cocina y que están al alcance de todos nosotros. Solo se trata de tenerlos en cuenta a la hora de planificar nuestros menús y de comprar los ingredientes para hacerlos. Y tú ¿cuáles son tus trucos para ahorrar en la cocina?
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