Ya podemos estar en plena ola de calor interminable, que en mi nevera rara vez faltará un táper con pimientos rojos asados. Ahora están en el mejor momento de su temporada y siempre merece la pena pasar calor un rato para disfrutar del manjar que nos regalan, con una versatilidad deliciosa. Además, desde que añado un paso más a su elaboración no corro el riesgo de cansarme de ellos, y están incluso más ricos.
Marinar los pimientos asados es regalarte un plato distinto cada semana. Si bien la clásica ensalada de pimientos ya está buenísima, y tampoco desmerece nada el asadillo manchego, aplicar una marinada distinta según se nos atoje multiplica las posibilidades para degustar esta maravilla de la cocina tradicional.
Merece la pena asar todos los pimientos que nuestro horno nos permita cocinar de golpe, mucho mejor si tenemos la suerte de hacerlo con brasas o en un horno de piedra. Una vez pelados y sin semillas, podemos cortarlos por la mitad, en tiras o como más nos plazca, y colocarlos en una fuente o recipiente hermético, mejor si es de vidrio, para que comience la magia.
La mezcla de la marinada puede ser como más te guste, pero siempre se agradece un buen aceite de oliva virgen extra de calidad, que sirva de base. Un toque ácido, por ejemplo con un vinagre aromático, siempre es agradecido, pero podemos aderezar también con zumo de limón o lima. Y que no falten las hierbas frescas que tengamos a mano: cebollino, romero, perejil, tomillo, salvia, mejorana... Unos dientes de ajo chafados le darán también mucho aroma.

Las especias secas también pueden sumar muchos aromas interesantes, por ejemplo comino, alcaravea, cilantro en grano -machacado-, o pimienta. El azafrán le da un punto increíble, siempre con moderación, así como los copos de chile o la cayena para un matiz más picante.
Si nos apetece una vuelta asiática solo hay que echar salsa de soja, cilantro fresco, jengibre, vinagre de arroz, salsa de pescado, mirin, un poco de miso, sriracha... o podemos irnos a Latinoamérica añadiendo especias tajín, por ejemplo. Puedo dar fe de que el zumo de naranja también le va de fábula a los pimientos asados, igual que un poco del líquido de los pepinillos y otros encurtidos. Por supuesto, también hay que aprovechar parte de los propios jugos de la hortaliza al salir del horno.
Elijas la marinada que elijas, solo hay que procurar que todos los pimientos se embadurnan bien con la mezcla, y dejarlos reposar en la nevera unas cuantas horas. No te olvides el pan cuando los saques.
Imágenes| Unsplash/Angela Khebou - iStock
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