Las restricciones alimentarias por motivos de alergias e intolerancias no son para tomárselas a broma. Cualquiera que las sufra sabrá lo mal que se pasa cuando en casa ajena o saliendo en grupo a tomar algo eres la única persona que no puede probar nada. Si te toca ser anfitrión, ofrecer un pastel sin lácteos y sin gluten te asegura que todos, o casi, podrán disfrutar de un bocado dulce sin preocupaciones.
No cuesta nada cambiar la típica receta de bizcocho de yogur de siempre familiar por una receta alternativa apta para intolerantes a la lactosa, alérgicos a la proteína de leche o celíacos. Y puede ser un pastel igual o más rico, que gustará a todo el mundo por igual. Una de mis recetas infalibles es el bizcocho de mandarina y almendra, que además se hace con ingredientes comunes y es muy fácil.
Nada de yogur, ni leche, ni mantequilla, ni nada que se le parezca. Tampoco lleva alternativas vegetales a los lácteos; la grasa la aporta el aceite de oliva, y la humedad viene de mandarinas cocidas y trituradas, junto con los huevos. En lugar de harina de trigo, necesitamos almendra molida, que gracias a la gran cantidad de fruta cítrica deja una textura tierna y muy suave, húmeda y jugosa, más pastel que bizcocho. Añadiendo ralladura de limón conseguimos un bocado de aroma cítrico increíble, fresco y que casa muy bien con el fruto seco.
Hay que cocer en agua hirviendo tantas mandarinas como necesitemos para lograr 200 g sin pelar, bien limpias y procurando que no tengan huesos. Serán mejores las de piel fina, por ejemplo clementinas. Tras unos 20-30 minutos, estarán muy tiernas y se podrán triturar con batidora hasta dejar una pasta perfumada que se añade a los demás ingredientes sin mucho más misterio.
Un delicioso y aromático pastel apto para las principales restricciones que podemos disfrutar en familia o con invitados en casa en cualquier momento.
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