Este verano tuve la oportunidad de conocer Escocia. Puede ser que os parezca increíble, pero de entre todas las maravillas que te puedes encontrar en ese lugar, una me llamó poderosamente la atención, uno de los tipos de galletas más famosos hoy en el mundo.
La historia de las escocesas shortbread dicen que se remonta al siglo XII. Originalmente eran unas pastas secas elaboradas a partir de restos de masa de pan, endulzadas y secadas en el horno. Se conocían como biscuit bread y se podían encontrar por toda la isla británica.
Con el paso del tiempo, la levadura se fue sustituyendo por mantequilla, convirtiendo estos en shortbread, un lujoso dulce reservado a las grandes celebraciones como la Navidad, el Hogmanay o Nochevieja escocesa y las bodas. Su nombre se debe a la gran cantidad de mantequilla que contienen es lo que les hace “short ”, es decir, crujientes o quebradizas.
El refinamiento de estas pastas se atribuye a María de Estuardo, Reina escocesa, que en el siglo XVI era muy aficionada a comer “Petticoat Tails”, shortbread finos y crujientes, aromatizados con semillas de alcaravea. Hoy podéis encontrarlas en muchos supermercados, pero también disfrutar de esta receta casera llena de sabor tradicional.
Comenzaremos precalentando el horno a 170 grados. Seguidamente tamizamos las harinas y reservamos en un bol.
En otro recipiente mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente, la sal y el azúcar glas, mezclamos con unas varillas hasta obtener una mezcla homogénea.
Incorporamos las harinas y mezclamos sin amasar demasiado, lo justa hasta que no veamos grumos de harina sin incorporar. Podemos rectificar la masa si es muy seca con un poco de agua, o bien espolvorear un poco de harina si resulta muy pegajosa.
En una mesa enharinada extendemos la masa con un rodillo hasta dejarla del grosor de un centímetro. Cortamos con un cuchillo o con cortapasas la forma deseada, y repetimos esta operación hasta acabar con la masa. Las pinchamos con un tenedor para hacerle los dibujos característicos.
Colocamos las galletas en una placa antiadherente para horno y horneamos durante 12 minutos. Enfriamos encima de una rejilla.
Con qué acompañar las shortbread escocesas
Estas shortbread son ideales para tomar con un té o un buen café a media tarde. Son muy adictivas, así que me imagino que muchos también recurriréis a ellas al desayuno. Si lo llegáis a necesitar, en una lata hermética se conservan durante unos tres días.
En Directo al paladar | Galletas españoletas
En Directo al paladar | Galletas speculoos