Aunque han pasado muchos años, todavía nos reímos con la clásica parodia que hicieron los humoristas Martes y Trece con el programa radiofónico Encarna de Noche y una oyente de Móstoles que llamaba mientras estaba friéndo unas empanadillas. Hoy hemos querido recrear este gag, repetido cada año en la televisión con la receta de aquella señora que llamaba al programa, preguntándonos... ¿Cómo serían aquellas empanadillas de Móstoles?
Muchas de las pistas sobre estas empanadillas, nos la da el propio diálogo que tanto nos hizo reír en la Nochevieja de 1986 cuando salieron en RTVE. Evidentemente, las empanadillas estaban fritas, ya que en aquellos años nadie hacía las empanadillas al horno y es de suponer que tendrían la forma tradicional de media luna de las empanadillas más frecuentes en todas las casas de nuestro país.
He elegido esta variedad de empanadillas de atún, tomate y huevo, al dar por hecho que la señora que tenía a sus hijos haciendo la mili y se ponía a freír empanadillas mientras llamaba al programa de Encarna Sánchez en la radio no haría empanadillas más modernas como las de queso de cabra y membrillo sino una receta clásica.
También estoy seguro que las haría fritas y no al horno, como os propusimos una vez. Para preparar el relleno, comenzamos cociendo los huevos durante doce minutos y picándolos muy menudos. En un bol mezclamos los huevos picados con las latas de atún, preferiblemente en escabeche para que tengan más sabor, y agregamos una cucharada de tomate, lo justo para que la mezcla ligue, pero sin que quede líquida.
Ponemos una cucharada de la mezcla en el centro de cada empanadilla y las cerramos al estilo clásico, apretando con un tenedor para hacer el cierre o repulgue, sin florituras. Después las freímos por tandas en aceite muy caliente, dándoles la vuelta un par de veces. Se nota que están listas porque flotan y se llenan de burbujas. Escurrimos y servimos inmediatamente.
Con qué acompañar las empanadillas de Móstoles
Las empanadillas de Móstoles, son clásicas en toda España y hay que comerlas casi recién hechas para que estén bien crujientes, pero teniendo cuidado de no quemarse pues guardan mucho el calor. Espero que cuando las hagáis os dejen una sonrisa, recordando cuánto nos han hecho reír en otras ocasiones. Para acompañarlas, servid un cuenco con una buena salsa de tomate frito casera para que quien quiera pueda untarlas ligeramente antes de dar el primer mordisco.
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