Hay recetas que enganchan al primer bocado y esta es una de ellas, así que no podemos empezar este post de otra manera que no sea recomendando que la hagáis sí o sí. Este arroz meloso con berenjenas es una auténtica delicia. Sutilmente aromatizado con jengibre, canela, cardamomo y comino y acompañado de ajo, cebolla, pimiento verde, tomate y berenjena, es una receta que te va a cautivar.
La receta original se prepara con arroz de grano largo, pero nosotros lo hemos preparado con arroz bomba porque es el que teníamos a mano y ha salido de fábula. En vez de caldo de pollo hemos usado un caldo de verduras concentrado casero que le ha aportado mucho sabor y ha hecho que este arroz meloso con berenjenas ya esté ocupando un lugar de honor en nuestra lista de favoritos.
Lavamos las berenjenas y las cortamos en discos de 1 cm. Calentamos una parrilla a fuego alto y pincelamos con aceite de oliva virgen extra. Marcamos la berenjena durante uno o dos minutos por cada cara o hasta que comience a reblandecer. Sazonamos y reservamos. Lavamos también los tomates y cortamos en dados.
Rallamos el jengibre, picamos finamente los dientes de ajo, la cebolla y el pimiento verde. Calentamos un poco de aceite en una cazuela amplia y sofreímos todo lo anterior junto con el cardamomo, el comino y la canela en rama (partida en dos o tres trozos), a fuego medio durante unos 10 minutos. Añadimos el arroz, mezclamos bien, sazonamos, regamos con el caldo y subimos el fuego.
Cuando el caldo empiece a hervir repartimos el tomate en dados por toda la superficie y cubrimos con los discos de berenjena. Tapamos la cazuela y cocemos a fuego medio (nosotros lo hemos puesto en el cinco de las nueve posiciones que tiene) durante unos 15 minutos aproximadamente o hasta que el arroz esté cocido. Dejamos reposar unos minutos antes de servir.
Con qué acompañar el arroz meloso con berenjenas
Podemos servir este arroz meloso con berenjenas como plato único o como guarnición. Es bastante contundente, a pesar de ser un arroz de verduras, por lo que recomendamos no excederse con las porciones. Un poco de yogur griego le va de fábula, al igual que un puñado de cebolla frita crujiente, que aporta textura, espolvoreada por encima.