Lejos de lo que muchos puedan pensar, hacer un buen risotto es sencillo. Eso sí, una fina línea separa el éxito de plato tradicional italiano del fracaso. Es importante no tener prisa a la hora de cocinarlo y respetar cada paso del proceso. Hace poco os dimos las claves para que salga perfecto, hoy venimos con esta receta de risotto a los cuatro quesos.
Una de las cosas que más nos gusta es que se puede adaptar al gusto de cada cual. Y quien dice "al gusto", dice a los quesos que tenemos en casa. Si sois tan ratones como nosotros, entonces podréis elegir la combinación. Nuestra recomendación es que uséis un par de quesos suaves y fundentes, tipo emmental y gruyère, y otros dos de sabor más potente, como queso de cabra de pasta dura y gorgonzola. Listos los quesos, solo queda arrancar.
Calentamos el caldo en una olla tapada y dejamos el fuego al mínimo para que se mantenga caliente durante todo el proceso. Mientras tanto, pelamos y picamos finamente el diente de ajo y la cebolla. Calentamos el aceite con la mitad de la mantequilla en una cacerola y pochamos, con un poco de sal, a fuego suave durante unos 12-14 minutos o hasta que estén traslúcidos, pero sin dorar.
Añadimos el arroz con otro pellizco de sal, subimos un poco el fuego y rehogamos un par de minutos sin parar de remover. Regamos con el vino y seguimos removiendo hasta que se evapore el alcohol. A continuación bajamos el fuego y empezamos a añadir el caldo caliente, poco a poco y a medida que lo absorba el arroz, removiendo constantemente.
El proceso es contrario al de los arroces secos españoles, en este caso queremos que el arroz suelte su almidón y, para ello, es necesario removerlo al tiempo que añadimos el caldo. A los 10 minutos añadimos también el queso emmental, el gruyère y el de cabra, rallados o en dados. En un par de minutos se habrán fundido y será el momento de añadir el gorgonzola.
Continuamos removiendo y añadiendo caldo hasta que el arroz esté en su punto, lo que suele llevar 15 minutos de cocción. Tiene que verse más líquido que seco. Apagamos el fuego, incorporamos el resto de la mantequilla, removemos bien y ajustamos el punto de sazón si fuera necesario. Dejamos reposar cinco minutos, con la tapadera puesta, y servimos de inmediato.
Con qué acompañar el risotto a los cuatro quesos
Los risottos son pesados y contundentes, así que nuestra recomendación es no acompañarlos de nada y servirlos como plato único. Una pequeña cantidad de este risotto a los cuatro quesos es suficiente para saciar el hambre de la comida. Servido con una copa de vino blanco fresquito de la nevera, es un manjar digno de preparar para una celebración.
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