Si los platos al horno me parecen muy prácticos, no os digo nada de éste de conejo asado con salsa gorgonzola. Soy perezosa para este tipo de carne que cuando se guisa hay que sofreírla para que quede dorada con las consiguientes salpicaduras por toda la cocina, así que como os podéis imaginar este plan no me apetece nada y ando escapada en busca de otras preparaciones más sencillas.
En esta ocasión el conejo se dora solo en el horno sin apenas trabajo, mientras que en un cacito le preparamos una salsa que le acompañará con base de queso gorgonzola. Un queso potente que se suaviza al unirlo a la nata y cocinarlo unos minutos.
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC. Troceamos el conejo en piezas más o menos del mismo tamaño, lo echamos en un bol y le añadimos el aceite, los ajos, la sal y todas las hierbas aromáticas, le damos unas vueltas para que se impregne bien y lo dejamos quince minutos.
Colocamos la carne en una fuente apta para el horno en una capa, le vertemos el aceite que no haya absorbido y le agregamos el vino blanco junto con los champiñones portobello cortados a la mitad. Horneamos durante cincuenta minutos o hasta que veamos la carne dorada.
Para hacer la salsa, echamos la nata a calentar en un cacito, agregamos el queso en pequeños trozos y la nuez moscada. Revolvemos con unas varillas hasta que veamos que el queso se ha disuelto. Bajamos el fuego y cocemos durante diez minutos a fuego bajo hasta que espese ligeramente. Reservamos caliente.
Con qué acompañar el conejo en salsa de gorgonzola
El conejo asado con salsa de gorgonzola se sirve recién sacado del horno ya acompañándolo con la salsa en el plato bien caliente. Podemos añadirla unas patatas o simplemente una ensalada y ya tenemos un segundo plato lleno de sabor y casi sin trabajo.