Hay recetas que por viejunas que sea siempre quedan bien. Especialmente, cuando son fáciles, rápidas y baratas, tres conceptos que a todos nos hacen felices a la hora de cenar.
Algo recurrente en las ensaladas aunque, habitualmente, tienen un pero: nutricionalmente no son las preparaciones más completas que podamos preparar. Salvo que recurramos a la mejor amiga de una ensalada con más enjundia como son las ensaladas de patata.
Es cierto que en España, si exceptuamos la ensalada campera y la ensaladilla rusa, pocas son las recetas que la tienen como protagonista, pero en otras partes de Europa son mucho más recurrentes.
Precisamente, es lo que sucede con esta versión a la italiana que ahora no puedo dejar de hacer y que me permite dar salida fácil al pulpo congelado que suelo tener en casa. Es una cena que no necesita ninguna complejidad y tiene, a la vez, proteínas e hidratos de carbono.
Puedes hacer la versión sencilla, que apenas es el pulpo y la patata, pero puedes enriquecerla con las hortalizas que quieras. Pimiento, cebolla, pepino, tomate… La base de la patata cocida y el pulpo lo admite casi todo.
Incluso en la forma de abordar el aliño. Puedes hacer una vinagreta con aceite, miel, mostaza y vinagre de Jerez, o directamente, como es habitual con las papas aliñadas, empapar la patata atemperada con un buen chorro de aceite.
Todo va al gusto, pero la realidad es que esta forma de comer una ensalada de patata diferente permite salir del tópico del pulpo a la gallega que tanto gusta, pero de una forma más fresca a la que no dejar de dar salida.
La otra ventaja es que, según te guste, puede ser una receta más de verano o más de otoño. La puedes tomar casi fría, pero también tibia, así que tendrás una cena reconfortante con el fondo de tu despensa sin complicarte la vida.
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