Pobre apio que está condenado en tantas cocinas a servir solo como saborizante de caldos o relleno de sopas -Bloody Marys al margen-. Desterremos esa imagen mustia que lo asocia también a dietas milagro o licuados ridículos, y abracemos sus dos grandes virtudes: la textura crujiente y su fragante aroma refrescante. Esta sencilla ensalada de apio se prepara en un periquete y es perfecta para cualquier época del año.
Recomendamos comprar un buen manojo de apio, repleto de tallos de diferentes tamaños y bien surtido de hojas, para combinar diferentes grosores y puntos de maduración de la hortaliza. Esta ensalada hará las delicias de los que disfrutan con bocados crujientes, pero además es perfecta para quienes estén buscando cuidarse un poco más con recetas más ligeras. La masticación nos exige trabajar más a la hora de comer, evitando los atracones y favoreciendo esa sensación de saciedad.
El autor original de la receta, Christopher Kimball, recomienda suavizar la textura dura del apio dejándolo marinar un poco con la vinagreta de limón, que ablanda las fibras al tiempo que proporciona un mayor sabor. Pero no conviene dejarla reposar en exceso, o quedaría demasiado blanda.
Lavar y secar bien, con suavidad, el apio, la escarola y el perejil, procurando que este quede bien seco. Trocear la escarola y picar solo ligeramente el perejil, si tuviera las hojas muy grandes. Reservar.
Batir en un cuenco con unas varillas o tenedor el zumo del limón, el aceite de oliva, el vinagre y una pizca de sal y pimienta negra recién molida. Como alternativa, introducir todo en un bote pequeño cerar y agitar con fuerza para emulsionar.
Retirar los posibles filamentos gruesos de los tallos del apio, si los tuviera, y cortar los extremos que suelen estar feos o dañados. Trocear en rebanadas finas, cortándolo ligeramente en diagonal, y mezclar con la vinagreta, removiéndolo bien. Dejar reposar 10 minutos.
Abrir los frutos secos y extraer de sus cáscaras si fuera necesario (nueces, almendras, pistachos, cacahuetes, avellanas...) y, opcionalmente, tostar ligeramente en una sartén. Picarlos groseramente.
Disponer la escarola en una fuente o ensaladera y añadir el perejil, el apio con la vinagreta, los frutos secos y ralladura de limón. Mezclar bien para que todos los ingredientes se mezclen y salpimentar al gusto. Servir inmediatamente.
Con qué acompañar la ensalada de apio
Podemos servir esta fresca ensalada de apio como primer plato de un menú marinero o algún guiso más reconfortante, pero también será una buena pareja de otras recetas igual de frescas y ya más primaverales o veraniegas. Por ejemplo, sería una buena opción para cenar acompañada de una tabla de quesos y un poco de embutido o jamón, o también mojama y otras salazones. Un buen pan de centeno o con cereales sabrosos como el maíz pondrán la guinda.
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