El verano está hecho para reivindicar las meriendas cena. Y no hay mejor formato para practicarlas con devoción que el noble bocata. Así se ha concebido siempre en mi casa, cuando todas las madres del campo alimentaban a sus retoños con suculentos bocadillos que podíamos devorar entre juegos y excursiones.
Ya con unos cuantos años más encima, mi bocadillo favorito para el verano es el que mejor representa la tradición gastronómica de Euskadi, como dejan constancia Toni García y Óscar Broc en su libro Bocatas, arte entre dos panes. Es perfecto en su sencillez y equilibrio de ingredientes: bonito del norte, piparras, anchoas y mayonesa. Y un buen pan, por supuesto, eso es importantísimo. Con miga tierna que acoja los jugos, y corteza crujiente.
El bocadillo de bonito del norte se puede hacer todo el año con buen bonito en conserva, aunque, ya que estamos en temporada, queda también de lujo con el pescado fresco cocinado brevemente a la brasa, plancha o parrilla. Tampoco nos llevará mucho más tiempo, pero la primera versión solo requiere invertir unos cinco minutos de nada para gozar de lo lindo con esta obra de arte entre dos panes.
En DAP | Bocadillo de calamares
En DAP | Bonito del norte