La mermelada de uva es de esas recetas que sí o sí hay que sumar a la colección de mermeladas, confituras y jaleas para aprovechar la fruta de verano todo el año.
Es un gran complemento para varios platos: desde la tostada mañanera hasta una tabla de quesos e incluso con carnes asadas. Además, es la mejor forma de no desperdiciar las uvas y seguir disfrutando de su sabor durante todo el año.
Lavar bien las uvas y quitar los tallos. Si son uvas con semillas, cortar por la mitad y retirarlas. Colocar las uvas en una olla a fuego medio. Cocinar hasta que se ablanden, lo cual tomará unos 10 a 15 minutos. Usar una cuchara de madera para aplastarlas un poco mientras se cocinan. Incorporar el azúcar y el zumo de limón. Remover constantemente hasta que el azúcar se disuelva por completo.
Dejar que la mezcla hierva suavemente, revolviendo ocasionalmente, para evitar que se pegue al fondo. El proceso de cocción puede durar entre 20 y 40 minutos. Sabrás que está lista cuando la mermelada espese lo suficiente. Para verificar la consistencia, pon una pequeña cucharada en un plato frío y si al pasar el dedo por el centro se forma una línea que no se junta, ya está lista. Hay quienes la procesan para una consistencia uniforme pero personalmente, me gusta que tenga textura y piezas rota de la fruta.
Retirar la olla del fuego y verter con cuidado la mermelada caliente en frascos de vidrio esterilizados. Reservar y dejar enfriar a temperatura ambiente, antes de llevar al frio. La mermelada durará varias semanas en la nevera.
Con qué acompañar la mermelada de uva
Además de servir la mermelada de uva sobre tostadas o para enriquecer un porridge de avena, sugiero probarla como complemento en un tabla de quesos con aceitunas y frutos secos. El contraste dulce-salado es magnífico.
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