Liliana Fuchs
EditorEl único problema que tienen las ensaladas de frutas es que empiezan a perder lozanía en el mismo momento en el que las preparas. Depende un poco de cada variedad, pero, en general, todas las frutas comienzan a oxidarse, perder jugos y aroma en cuanto las cortas. Esto se puede retrasar con un ingrediente que yo siempre pongo a casi todo: un buen chorretón de zumo de limón. Si echo limón a la sopa, a las patatas fritas y al arroz, obviamente también a la ensalada de fruta.
El zumo de limón no hace magia, pero ayuda a evitar que las frutas cortadas se oxiden rápidamente. Por eso es el recurso más habitual para evitar la oxidación del aguacate cortado, o para mantener fresco el guacamole, y también para que no se oxiden las alcachofas a medida que las pelamos. Es gracias al pH del zumo de esta fruta cítrica, muy ácido, pero también tiene otras ventajas.
Además de mantener la ensalada de fruta con mejor apariencia, el zumo de limón hace que la ensalada de fruta gane en frescura con su acidez refrescante, y me gusta porque ayuda a equilibrar todos los sabores del plato. A veces estas ensaladas son demasiado dulces, según las frutas que usemos y el punto de maduración que tengan; necesitan un golpe de acidez que rebaje esos azúcares naturales.
Si el limón te parece muy fuerte, puedes usar zumo de lima u optar por una mezcla, incluso añadiendo un poco de miel, en caso de que la ensalada te haya quedado algo sosa. Personalmente, el amargor del zumo de pomelo también me parece una alternativa deliciosa para crear contrastes de sabores muy refrescantes.
Imagen | Freepik/frimufilms
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