El día que oficialmente descubrí que soy intolerante a la lactosa empecé a recibir reacciones de condolencia y lástima. ¿Cómo podía renunciar a los lácteos, con lo mucho que siempre me habían gustado? Afortunadamente, la intolerancia a la lactosa no te “condena” a una vida sin lácteos, se puede seguir disfrutando de ellos, con ciertas consideraciones.
La situación ha cambiado mucho en los últimos años y ya no te miran raro cuando avisas de tu condición. Si bien es cierto que sigue habiendo mitos y falsas creencias, hoy hay una mayor conciencia general y disponemos de muchos productos específicos sin lactosa en el mercado. Pero, ¿podemos consumir otros lácteos? ¿Y qué pasa cuando salimos a comer fuera?