Si hay un bocado que no puede faltar en los bares sevillanos, es el montaito de pringá. Un bocata pequeño y sabroso relleno de las carnes del puchero.
Este bocado humilde nació como forma de aprovechar las carnes del puchero, el popular cocido andaluz, y esa “pringá” resultante que se deshace al terminar la cocción. Hoy es un imprescindible en cualquier barra sevillana que se precie.
Servido en un panecillo crujiente, bien calentito y con la carne desmenuzada hasta quedar casi untuosa, la pringá no necesita más que las carnes de un puchero previo y pan, aunque hoy os explicamos cómo hacerlo desde cero si, por el motivo que sea, queréis producir la pringá desde cero.
Primero pondremos a cocer todos los ingredientes en agua durante 45 minutos.
Escurrimos el caldo, y con ayuda de un robot de cocina, vamos triturando las carnes. Mezclamos carnes y embutidos en un cuenco amplio y vertemos el caldo de pollo para que la mezcla nos quede más jugosa.
Tostamos los panecillos, rellenamos con la pringá, y servimos de inmediato.

Con qué acompañar el montaito de pringá
Ideal para acompañar con una caña helada o un vermut, es una de esas tapas que no puedes dejar de probar. No necesita nada más.
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