No es fácil permanecer en una esquina durante más de un siglo y medio u ostentar el título de una de las panaderías más antiguas de Barcelona. La ciudad ha cambiado de ritmo y de gustos, pero Brunells sigue ahí, quieta y vibrante, en el corazón del Born. Entrar es como abrir una novela que se sigue escribiendo.
Hay locales donde el tiempo se detiene, pero aquí ocurre algo distinto: el tiempo convive y dialoga con lo nuevo. Sus vitrinas son una mezcla de tradición viva y reinvención inteligente, donde la crema no envejece y la mantequilla nunca pasa de moda.
Muchos la conocen por sus cruasanes, que en 2020 fueron declarados los mejores de España, también en 2024. Pero limitarse a eso sería como visitar un archivo y leer solo el título. Brunells es un archivo emocional de la ciudad. Y sabe a nata, almendra y cítricos.
Pastelería tradicional
Según la filosofía de esta pastelería de 1824, cada pieza del escaparate es un guiño al pasado y una respuesta al presente. Se sirven tartas Sara tradicionales y los llamados Miquelets de xocolata i avellana.
Las ensaimadas y los olorosos croissants de mantequilla conviven con tartaletas de inspiración francesa y los croissants rellenos de crema de pistacho, mientras los bizcochos clásicos se presentan con un punto de sofisticación minimalista.
Más allá del mostrador, el espacio también ha sido renovado con gusto: suelos hidráulicos, madera restaurada y vitrinas que no quieren parecer modernas, sino eternas. Aquí no hay prisa, ni sobreactuación visual. Solo dulces que no necesitan filtros.
Pero lo más especial de Brunells no es lo que se ve, sino lo que se recuerda. Cada bocado remite a algo anterior: una merienda de infancia, una celebración familiar o una receta que ya nadie hace en casa. Su gran mérito: saber provocar nostalgia sin quedarse antigua o vieja.
También cafetería
Además de pastelería, Brunells se ha abierto a ser café. No como moda, sino como evolución natural (aunque también se sirve el último grito en cafetería: flat white). La carta de bebidas —extensa, cuidada y bien pensada— convierte cualquier desayuno o merienda en un ritual urbano. El café es protagonista, pero la pausa también.
El éxito de Brunells no es solo cuestión de recetas: es una cuestión de carácter. Ha resistido guerras, modas, turistas y transformaciones urbanas. Y sigue ahí, preparando roscones, trufas y milhojas como si cada uno fuera el primero y el último.
En una ciudad que cambia sin pedir permiso, Brunells se ha convertido en algo más que una pastelería. Es una forma de estar en el mundo. Y de saborearlo bien.
Brunells
- Dirección: Calle de la Princesa, 22. Barcelona
- Teléfono: 936 53 64 68
- Precio: 10 €
- Horario: De lunes a domingo, de 9 a 20 h.
Foto | @brunells1852