España no es solo un país que presuma de monumentos, cultura y gastronomía. También, y a mucha honra, hemos construido un legado turístico imborrable a través del mar. Razón por la que encontrar las mejores playas de España para visitar en 2025 no es una tarea sencilla.
Se calcula que en nuestro país hay más de 3.000 playas, contando el territorio peninsular y los dos archipiélagos, por lo que elegir apenas una docena de ellas es una tarea titánica.
De las maravillas enclaustradas en la roca en la Costa Brava hasta las playas donde el verde casi tapiza la arena en la cornisa cantábrica, sin dejarnos atrás los siempre soleados arenales del Levante o la eternidad de algunas de las playas de Cádiz, España deslumbra con sus playas, incluyendo algunas volcánicas como las que aparecen en Canarias o las calas sombreadas de pinares en Mallorca.
Lujos cercanos, accesibles y a los que echar el guante este año para llevarnos una panorámica imborrable, tanto en la memoria como en el teléfono, y a las que volver una y otra vez.
Playa de Mónsul (Níjar, Almería)

En pleno corazón del Parque Natural de Cabo de Gata, Mónsul es una de las joyas vírgenes del Mediterráneo. Su paisaje volcánico y la enorme roca que parte la orilla la convierten en escenario de cine. Se accede desde San José, por un camino de tierra que conserva su aire salvaje.
No hay chiringuitos ni sombrillas, solo dunas, silencio y mar. Perfecta para desconectar del mundo moderno. El aparcamiento es limitado en verano, conviene madrugar. Lleva agua y protección: aquí la naturaleza manda.
Ubicación: Playa de Mónsul.
Playa de la Rijana (Gualchos, Granada)

Una pequeña cala entre acantilados, de aguas cristalinas y ambiente íntimo. Situada junto a la N-340, entre Castell de Ferro y Calahonda, es fácil de encontrar pero difícil de olvidar. El acceso requiere caminar por un sendero desde la carretera.
No tiene servicios, solo un kiosco estacional. Ideal para hacer snorkel entre rocas y bancos de peces. El contraste entre el mar turquesa y el seco monte granadino la hace inolvidable. No es playa de paso, es destino.
Ubicación: Playa de la Rijana.
Cala Granadella (Jávea, Alicante)

Rodeada de pinares y acantilados, Granadella ofrece un azul profundo que hipnotiza. Se accede por carretera desde el centro de Jávea, con aparcamiento limitado. Tiene servicios, restaurante y vigilancia en verano, sin perder su encanto natural.
Las aguas son ideales para kayak o buceo. Aunque conocida, mantiene un ambiente recogido. Las piedras redondeadas sustituyen la arena, así que lleva escarpines. Ven temprano, respira hondo y sumérgete.
Ubicación: Playa de la Granadella.
Cala Aiguablava (Begur, Girona)

Una cala de postal en la Costa Brava, con aguas tan claras como su nombre indica. Se llega desde Begur por una carretera serpenteante entre pinos y casas señoriales. Cuenta con servicios, socorrista y algún restaurante elegante y, en realidad, no es solo una playa, sino una pequeña bahía con varias de ellas.
A pesar de su tamaño, no pierde carácter: acantilados bajos, fondo arenoso y luz mediterránea. Ideal para nadar en calma o tumbarse sin más. Muy frecuentada en verano, pero nunca pierde su magia.
Ubicación: Cala Aiguablava.
Playa de Carnota (A Coruña)

Una playa casi infinita, con más de siete kilómetros de arena blanca frente al Atlántico. Aislada y abierta, parece que el mundo termina en sus dunas. Se accede desde el pueblo de Carnota, con caminos rurales que desembocan en la costa.
No tiene grandes servicios, pero sí aparcamiento y un entorno puro. Aquí el viento y el mar dibujan paisajes cambiantes cada día. Es un lugar para caminar, para contemplar, para sentir Galicia en estado puro.
Ubicación: Playa de Carnota.
Playa de Gulpiyuri (Naves, Asturias)

Una playa sin mar visible, escondida tierra adentro entre prados verdes. Gulpiyuri es una rareza geológica: el agua del Cantábrico entra por una cueva subterránea y crea un rincón mágico.
Se accede caminando desde la aldea de Naves, en unos 15 minutos. No hay servicios, solo campo, roca y silencio. En pleamar, la playa cobra vida; en bajamar, se convierte en un claro de arena húmeda. Pequeña, frágil, imprescindible.
Ubicación: Playa de Gulpiyuri.
Playa de Covachos (Santa Cruz de Bezana, Cantabria)

Escondida entre acantilados, Covachos aparece cuando baja la marea. Un tómbolo la conecta con la isla del Castro, creando una escena casi irreal. Se llega desde Soto de la Marina, con una bajada empinada que recompensa con creces.
No hay servicios, ni falta que hacen. Sus aguas turquesa sorprenden en pleno Cantábrico. Lugar ideal para los que buscan belleza y soledad. Evita días ventosos y consulta las mareas antes de ir.
Ubicación: Playa de Covachos.
Playa de Laga (Ibarranguelua, Vizcaya)

Enclavada en la Reserva de Urdaibai, esta playa de arena dorada y olas vivas es un paraíso para surfistas y caminantes. Se accede desde Ibarranguelua, por una carretera rural con vistas de postal.
Tiene chiringuito, aparcamiento y baños, pero conserva su espíritu salvaje. Detrás, el acantilado de Ogoño la protege del mundo. Aquí el verde del bosque y el azul del mar se abrazan. Un rincón vasco donde el paisaje habla por sí solo.
Ubicación: Playa de Laga.
Cala Varques (Mallorca)

Una de las calas vírgenes más deseadas del levante mallorquín. Se accede tras una caminata de unos 30 minutos desde un sendero no señalizado, lo que ahuyenta a los impacientes.
No hay servicios, solo pinos, arena blanca y un agua esmeralda que parece irreal. Las formaciones rocosas invitan al baño y la contemplación. Es refugio de hippies, escaladores y soñadores. Lleva todo lo que necesites y vuelve con todo lo que trajiste.
Ubicación: Cala Varques.
Playa de Benijo (Taganana, Tenerife)

El Atlántico en estado puro, con grandes rocas emergiendo del mar y un oleaje indomable. Se encuentra en Anaga, una de las zonas más salvajes de Tenerife. Se accede desde Taganana, por una carretera de montaña y unas escaleras finales.
No hay servicios en la playa, pero sí algún restaurante arriba con vistas espectaculares. El atardecer aquí es de otro mundo. No apta para bañistas noveles, pero perfecta para quien busca belleza cruda. PD: está permitido el nudismo.
Ubicación: Playa de Benijo.
Playa de Famara (Teguise, Lanzarote)

Un vasto arenal dorado dominado por el macizo de Famara, que cae a plomo sobre el océano. Se llega fácilmente desde el pueblo de Caleta de Famara, donde termina la carretera y empieza la libertad.
Ideal para surfistas, pero también para pasear y contemplar el juego de luz entre cielo y roca. El viento es frecuente, pero le da carácter. Hay servicios en el pueblo, pero la playa se mantiene salvaje. Un lugar para perderse y encontrarse.
Ubicación: Playa de Famara.
Playa de Nogales (Puntallana, La Palma)

Entre riscos escarpados y lava negra se esconde Nogales, una de las playas más impresionantes de Canarias. Hay que descender a pie por un sendero que atraviesa plataneras y bosque.
No hay servicios, solo un entorno que impone respeto. Las corrientes son fuertes y el baño exige precaución, pero el espectáculo visual es inigualable. Aquí el mar no es turismo: es fuerza, es naturaleza. Un secreto palmero que no se olvida.
Ubicación: Playa de Nogales.
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