Desde tiempos inmemoriales, las comarcas del Matarraña y de la Terra Alta, situadas en Teruel y Tarragona respectivamente, han compartido algo más que una simple vecindad. Sus ríos, barrancos y valles han tejido una red natural que une ambos territorios en un paisaje común, como si la geografía ignorara las fronteras administrativas.
Esta fusión de elementos ha dado lugar a un rincón del interior de la península que sorprende por su autenticidad: montañas modestas cubiertas de pinares, olivares en terrazas centenarias y pozas cristalinas escondidas entre las rocas. En esta zona, el tiempo parece haberse detenido, conservando una esencia que en muchos otros lugares ya se ha desdibujado.
Si uno se deja llevar por las carreteras secundarias que serpentean entre los valles, encontrará pueblos que parecen sacados de una postal. En el Matarraña, localidades como Valderrobres, con su castillo medieval y su puente de piedra; Calaceite, declarado conjunto histórico-artístico por sus calles empedradas y su arquitectura renacentista; o Beceite, punto de partida para múltiples rutas hacia los Puertos de Beceite, representan lo más pintoresco y auténtico del interior turolense.
Por su parte, la Terra Alta, especialmente en su zona más montañosa, ofrece joyas como Horta de Sant Joan, donde Picasso encontró inspiración entre campos de almendros y montañas abruptas; o Batea, con sus bodegas centenarias y su casco antiguo intacto. Esta comarca catalana, además de rica en vino y tradición, es un espacio ideal para el senderismo y el contacto con la naturaleza.
Entre estos paisajes compartidos por Teruel y Tarragona, destaca un pequeño municipio que ejerce de puente natural entre ambos mundos: Arnes. Ubicado en el extremo occidental de la Terra Alta, muy cerca del límite con Aragón, Arnes no solo presume de uno de los ayuntamientos renacentistas más bonitos de Cataluña, sino también de un entorno privilegiado, donde los pinares se mezclan con las rocas calizas de los Puertos. Pero lo que hace que muchos viajeros apunten este destino en sus rutas es una poza escondida y reluciente: el Toll de Vidre.
Toll de Vidre. ©Terres de l'Ebre Travel.
El Toll de Vidre es, sin exagerar, una de las piscinas naturales más limpias y espectaculares del noreste peninsular. Su nombre no engaña: "vidre" significa vidrio en catalán, y hace honor a la transparencia del agua que se acumula entre grandes bloques de piedra.
Se trata de una poza de fondo rocoso, donde el río Algars forma una pequeña cascada que remansa en un estanque profundo de aguas verdes y frías. El entorno está protegido por paredes naturales, con vegetación típica de ribera que ofrece sombra en los meses más cálidos. Y aunque su fama ha ido creciendo con los años, sigue siendo un lugar relativamente tranquilo, especialmente si se evita la temporada alta.
Acceso al Toll de Vidre. ©Caminos Naturales.
Llegar hasta el Toll de Vidre no es complicado, pero sí requiere cierto espíritu aventurero. Desde el centro de Arnes, hay que tomar una pista forestal que se adentra en los Puertos de Beceite. Aunque está en buen estado, conviene ir con un coche que no sea muy bajo. Tras unos siete kilómetros, se llega a un pequeño aparcamiento desde el que comienza un sendero corto pero encantador.
Este camino, de apenas un kilómetro, baja suavemente hasta el cauce del río Algars, cruzando un bosque de pinos y robles y dejando entrever, a medida que se avanza, formaciones rocosas moldeadas por siglos de erosión. El sonido del agua anticipa el final del trayecto: una poza que aparece de repente, como un secreto bien guardado.
El Toll de Vidre. ©Catalunya.com
A lo largo del camino, la riqueza natural es evidente. Se pueden observar aves rapaces sobrevolando los barrancos, mariposas revoloteando entre las flores silvestres, y en primavera y otoño, una paleta de colores que convierte el paisaje en un lienzo natural.
Assut de Lledó. ©Caminos Naturales.
Además, el acceso al Toll de Vidre forma parte de una red de senderos que permiten extender la excursión hacia otros puntos del entorno, como el Estret de Arnes o la Ruta dels Estels del Sud, una travesía más exigente pero igual de espectacular.
Imágenes | Terres de L'Ebre Travel / Caminos Naturales / Catalunya.com