En el número 31 de la calle Almeria, en el barcelonés barrio de Sants el bar-restaurante La Nova Farga ha vivido estos días uno de esos momentos más épicos de toda su historia.
Es un punto de encuentro, una memoria compartida, un músculo de comunidad. Según medios locales, la deuda burocrática que amenazaba su cierre ha activado la solidaridad vecinal en su máxima expresión.
El propietario, Ramon Puñet, ha explicado estos días a la prensa local que el negocio abierto en 2014 había ido "a remolque" desde la pandemia — y que el golpe definitivo fue descubrir una deuda de 8.200 € con la Agencia Tributaria catalana por unas ayudas que nadie le informó que tenía que devolver.
La sensación de que podría tener que bajar la persiana le llegó de repente. Pero el barrio respondió. La campaña de micromecenazgo en Verkami lanzada bajo el lema "Salvemos La Nova Farga" arrancó gracias al impulso de esa clientela que, en un bar tan sencillo, se siente conocida, aludida, nombrada.
Según el propio Puñet, que ha publicado la historia en sus redes sociales, muchos clientes le agracian el hecho de ser de los pocos bares que quedan que cuando la clientela entra se la llama por su nombre.
Ese trato cercano, cotidiano y genuino fue lo que activó la reacción colectiva. El bar no era especial por decoración ni lujo: es una opción de menú del día, cocina catalana clásica (cap i pota, macarrones, sopas, paella, libritos de lomo) y ambiente de barrio.
El encanto de la sencillez
Pero esa sencillez es parte del encanto: un espacio donde los desayunos de café, las tapas de mediodía y la tertulia han mantenido una lógica más humana que comercial.
Los vecinos se movilizaron. Ya en los primeros días de la campaña vieron que la respuesta iba más allá de lo esperado. Según el recuento, la mayor parte de los 8.200 euros ya estaba casi cubierta gracias a más de 200 mecenas. Esta ayuda demuestra algo relevante: que aún existen batallas que se ganan gracias a tejido humano, no sólo economía de escala.
El valor simbólico de este episodio va más allá del bar en sí: habla del papel del comercio de proximidad en un momento en que tantos locales de barrio viven la presión de alquileres, subidas de costes y cambios en los hábitos de los clientes.
La campaña asegura que, si se supera el objetivo, las mejoras se destinarán al propio local. Si no llegasen al máximo objetivo, el bar seguirá abierto igualmente, porque el proyecto no tiene la voluntad de cierre. Claramente, el apoyo ya recibido ha sido combustible para eso.
Este caso recuerda que el barrio no es solo espacio geográfico: es memoria compartida, historias cruzadas, clientelas que se reconocen y lo reconocen a uno. Y también una suerte de red de seguridad ética que pocas veces aparece en titulares. En un mundo donde todo se mide en likes y métricas, el gesto de te llamo por tu nombre es un pequeño gran acto.
La Nova Farga
- Dirección: Almeria, 31, Barcelona
- Teléfono: 600 59 29 09
- Precio: 20 €
- Horario: De lunes a sábado, de 8 a 16 h (viernes de 8 a 20 horas).
Foto | @lanovafarga/IG