Falsos mitos que afectan la salud del organismo

Falsos mitos que afectan la salud del organismo
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Muchas creencias populares se encuentran arraigadas en nuestra cultura y por ello, influyen seriamente en nuestras decisiones, fundamentando erróneamente que un alimento puede ser mejor que otro. Por eso hoy dejaremos al descubierto algunos falsos mitos alimentarios que afectan la salud del organismo.

Para que al momento de cuidar la salud comiendo podamos elegir con fundamento y de manera acertada los ingredientes que formarán parte de nuestros platos, dejamos al descubierto los siguientes mitos alimentarios que nos han seguido por años.

Falsos mitos acerca del pan

El pan es un alimento básico en nuestra dieta que nos provee de energía por ser fuente de hidratos de carbono complejos. Por lo tanto, su presencia a diario resulta parte de una dieta saludable.

Sin embargo, al momento de escoger siempre nuestra elección puede afectarse por un popular mito que dice que “el pan engorda” haciendo referencia al pan blanco, porque también podemos escuchar que “el pan integral adelgaza o es apto para dietas”.

La verdad al respecto es que el pan blanco no posee cantidades significativas de grasas, nos aporta un 60% de hidratos y un 10% de proteínas y el pan integral necesita para resultar un buen producto un mayor aporte de grasas, por lo que las calorías no son muy diferentes entre uno y otro producto. Eso sí, el pan integral tiene más fibra, minerales y vitaminas, propio de los granos enteros, sin decorticar. Entonces, si bien puede ayudar a adelgazar, no es más apto para dieta que el pan blanco, pues éste último también puede ser parte de una alimentación equilibrada.

Por otro lado, hemos escuchado muchas veces que “las tostadas son más livianas que el pan” o que “las galletas son mejores que el pan”. Sin embargo, en el primer caso, las tostadas no son más que pan sometido a calor en el cual pierden agua y se dextrinizan, es decir, toman un color pardo debido a la reacción de los hidratos frente al calor. Entonces, las tostadas son igual que el pan, pero con menos agua, se digieren más fácil, pero poseen igual cantidad de calorías y nutrientes que el pan que les da origen.

tostadas

Por otro lado, las galletas que siempre creímos mejor que el pan, suelen tener mayor contenido calórico porque poseen más grasas en su composición y menos agua, es decir, tienen mayor densidad calórica. Además es frecuente que las galletas tengan el doble de sodio que el pan, por lo que es aconsejable mirar bien los ingredientes de las mismas y si las consumimos en reemplazo del pan, tener en cuenta que sólo 3 galletas saladas pueden tener igual cantidad de calorías (con más grasas) que 1 bollo de pan de 30 gramos.

Mitos sobre las grasas

Las grasas son otro gran protagonista de mitos alimentarios, tal vez porque sabemos que deben estar presentes en nuestra dieta diaria y porque al mismo tiempo, no deben estar en exceso si queremos cuidar la salud y la forma.

Un popular mito hace referencia a las grasas diciendo que “las grasas vegetales son mejores”, pues siempre hemos creído que las grasas de origen animal son saturadas y por ello, más perjudiciales para la salud. Sin embargo, hay alimentos naturales de origen vegetal que poseen este tipo de grasas tales como el cacao o el coco.

También la industria se ha encargado de usar este mito tan arraigado a su favor colocándonos en las etiquetas aceite vegetal parcialmente hidrogenado, lo cual es equivalente a grasas trans que ya sabemos son más dañinas para la salud que una simple grasa saturada.

Un mito que se enmarca en esta creencia es aquel que dice que “la margarina es más sana que la manteca”, cuando en realidad, la mayor parte de ésta y de los productos que la poseen tienen aceites vegetales hidrogenados o grasas trans no buenas para la salud. Por lo tanto, no toda grasa vegetal es mejor para el organismo.

carne

Asimismo, siempre escuchamos que “las carnes blancas son mejor que las carnes rojas” porque pensamos que tienen menos grasas que la carne de ternera o cordero, sin embargo, todo depende del corte que utilicemos. Por ejemplo: una pechuga de pollo sin piel si será más magra que una costeleta de ternera, pero un ala de pollo tiene más grasa que un lomo de ternera desgrasado.

Entonces, procuremos escoger carnes magras al seleccionar ingredientes, sea cual sea su origen, y mirar las etiquetas de los alimentos sin confiarnos en la palabra vegetal cuando se trate de aceites incluidos en alimentos.

Sólo conociendo la verdad de estos falsos mitos y mirando con profundidad los nutrientes de algunos ingredientes podremos escoger de manera acertada para elaborar nuestros platos sin descuidar la salud del organismo.

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Imagen | Gastonmag, Micsten y Avlxyz

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