En marzo de 2011 el mundo vivió la última gran crisis nuclear, que muchos bautizaron como el Chernóbil japonés. El terremoto provocado por un tsunami afectó gravemente a la central nuclear de Fukushima: no funcionaron correctamente los sistemas de emergencia y se liberó contaminación radioactiva.
Doce años después, Japón ha anunciado su intención de liberar en el océano las aguas residuales que quedaron acumuladas en la planta, el equivalente a 500 piscinas olímpicas. Se trata de una operación que podría durar hasta 40 años.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha dado el visto bueno a la propuesta, presentada por primera vez hace dos años, pues cumple con los estándares internacionales y el agua tendría un impacto “insignificante” en el medio ambiente.
Pero en la vecina China no piensan lo mismo. Beijing planea prohibir la importación a China de cualquier producto marino de 10 prefecturas de Japón, al tiempo que inspeccionará completamente todos los envíos procedentes de otras regiones, en lugar de limitarse a controles puntuales como hasta ahora, ante la preocupación por la contaminación nuclear residual.
La Autoridad China de la Energía Atómica asegura que más del 70% del agua contaminada con material nuclear que se pretende verter en el océano no cumple los límites recomendados tras pasar por el sistema de filtración que se ha aplicado durante todos estos y requiere un tratamiento adicional.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores chino aseguró ayer que Japón no había consultado plenamente a la comunidad internacional sobre su proyecto y China prestaría mucha atención a la evolución de la situación y evaluaría los posibles efectos para proteger a los consumidores.
China, líder mundial en la compra de pescado
China lidera desde hace años la demanda de pescado a nivel mundial y, aunque la cantidad que compra a Japón no es reseñable en el cómputo global, es su principal comprador, y es algo que podría notarse mucho en la economía nipona.
China es responsable del 22,5% de las exportaciones japonesas de productos del mar, por valor de 87.000 millones de yenes (unos 558 millones de euros).
Fukushima: Crónica de un accidente sin fin (Novela gráfica)
Fuentes gubernamentales japonesas han explicado a Reuters que China podría, incluso, “imponer una prohibición total de los productos marítimos japoneses”. Su intención, aseguran, es “castigar económicamente a Japón por esto”.
Imágenes | Huang Evan/Atsushi Taketazu/AP
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