Entiendo que el encanto del arroz con leche tradicional está en su lenta cocción, que permite al almidón liberarse gradualmente y crear esa textura cremosa e inigualable; sin embargo, ese proceso exige tiempo y paciencia que a menudo no tengo a mi disposición.
Cuando esto sucede, entra en juego mi secreto para la versión express: utilizar arroz cocido previamente. Ya sea que aprovechemos las sobras de una comida anterior o cocinemos el arroz minutos antes, este atajo reduce drásticamente el tiempo de preparación. Al saltarnos la fase inicial de cocción del grano, pasamos directamente a la infusión. Solo necesitamos que el arroz absorba la leche aromatizada con la canela y la piel de cítricos. En lugar de una hora, este postre estará listo en apenas diez minutos. Un éxito.
Además, y esto es a gusto personal, me gusta añadir alguna fruta cocida para un extra de sensación de confort. Manzana, pera, plátano o mango para un acabado tropical, funcionan muy bien. Lo mismo con el coco rallado tostado.
A pesar de la velocidad, este atajo no compromete la esencia del postre. La clave para lograr la cremosidad con el arroz ya cocido se apoya en dos factores: el tipo de leche y el calor. Recomiendo usar leche de coco, ya que al tener un alto contenido de grasa, logra una cremosidad instantánea, aportando cuerpo y riqueza.
Asimismo, es esencial cocer el arroz a fuego lento en la mezcla de leche y especias durante un periodo corto, removiendo con constancia para que el almidón residual en la superficie del grano se disuelva y espese ligeramente la preparación. ¿El resultado? Un arroz con leche que sorprende por su textura suave y sabor intenso a canela y limón.
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