Víctor Sanchego, maestro jamonero, compara: "Echarle aceite a la tostada de jamón es como si a una tarta de chocolate le echas azúcar por encima"

Este experto desafía la barra del bar, y lamenta que con aceite en la tostada no se realza el jamón, sino que se le quita

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Joana Costa

Editor

Que la tostada con jamón ibérico y un chorrito de aceite de oliva sea un clásico del desayuno español es, sin exagerar, parte del ADN gastronómico del país. Mucha gente cree que ese gesto simple ya consagra el plato, pero un experto ha puesto en jaque esa idea. 

El maestro jamonero Víctor Sanchego ha generado debate en redes al afirmar que añadir aceite de oliva a la tostada con jamón "es como si a una tarta de chocolate le echas azúcar por encima". 

Sanchego, que se ha hecho conocido en plataformas como TikTok por sus consejos sobre jamón ibérico y maridajes, no lo dice por provocar: su argumento se basa en la composición de la grasa del jamón.

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Mayoría de ácido oleico

Según él, este producto ya contiene más de un 60% de ácido oleico, el mismo componente principal del aceite de oliva virgen extra, por lo que sumar aceite no potencia el sabor; más bien lo diluye o lo enmascara.  

La comparación no es casual: igual que a muchos les chirría poner azúcar a una tarta que ya es dulce, para Sanchego aplicar aceite en la tostada con jamón es redundante desde el punto de vista organoléptico. 

La grasa del jamón, dicen los expertos como él, aporta suficiente riqueza y matices, y añadir más de lo mismo no hace sino repetir sensaciones en lugar de realzarlas.  

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Pan con café y naranja

Pero el maestro jamonero no se queda en la crítica; también propone una alternativa sorprendente para quienes quieren sacar aún más partido a una tostada con jamón ibérico. En lugar de aceite, sugiere mojar ligeramente la rebanada de pan en café solo con un toque de ralladura de piel de naranja antes de tostarla.  

La lógica detrás de esta propuesta es tan llamativa como curiosa: el amargor y la potencia aromática del café, combinado con el frescor de la naranja, "limpia la grasa y potencia el sabor del jamón", explica Sanchego. En perfumería, los granos de café se usan para "resetear" el olfato entre distintas fragancias por su olor seco y fuerte; aquí aplica la misma idea para que el paladar no se sature con la grasa. 

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La recomendación no ha pasado desapercibida ni sin polémica. El vídeo en el que Sanchego expone su postura divide a los internautas, algunos escépticos ante la idea de sustituir el aceite tradicional por café y naranja, otros intrigados por probar esta reinterpretación del clásico desayuno.  

Sea un gesto de innovación o simplemente una excentricidad gastronómica, la reflexión de Sanchego pone sobre la mesa una discusión interesante: hasta qué punto nuestras costumbres culinarias están respaldadas por el conocimiento del producto y cuándo se convierten en rituales poco examinados.

En tiempos en que el jamón ibérico es objeto de orgullo patrio y también de estudio sensorial, voces como la de Sanchego recuerdan que incluso lo más tradicional puede beneficiarse de una mirada crítica y creativa

Fotos | @victorsanchegojamon

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