Tanto si hemos horneado nuestro propio pan casero como si hemos invertido en comprarlo artesano, no querremos que se eche a perder. Congelarlo correctamente, cuando más fresco está y bien protegido, nos asegura tener reservas de pan como recién hecho, siempre y cuando no lo estropeemos a la hora de descongelarlo.
¿Se te ha olvidado sacar el pan del congelador con tiempo suficiente para que esté listo a la hora de comer o cenar? No te apures, en la cocina casi siempre hay algún remedio para todo. Existe un truco exprés muy sencillo para disfrutar de nuestro pan sin perder casi calidad, y no nos llevará ni un minuto.
Descongelar un bollo, panecillo o rebanada tierna de un pan enriquecido, como bollo suizo o un tipo trenza challah, no tiene más misterio que usar la función de descongelar del microondas o de la freidora de aire, por ejemplo. Eso si lo queremos blandito y jugoso; una rebanada de pan tipo de molde que de fábula directamente en la tostadora.
La cosa cambia al descongelar una hogaza de tipo más rústico, una barra de pan corriente, un pan integral común o una baguette; queremos que el pan esté crujiente por fuera y tierno y esponjoso por dentro, con su sabor a pan-pan. Aquí el microondas puede estropearlo en un abrir y cerrar de ojos.
El mejor truco para ello nos lo recomiendan expertos profesionales como el reputado Peter Reinhart, que comparte la técnica en su ya clásica obra El aprendiz de panadero. Solo se necesita envolver el pan con un paño humedecido con agua caliente y hornearlo a 200 ºC entre 5-10 y 30 minutos, según el tamaño de la pieza. Pero podemos acelerar mucho más el proceso.
Humedece bien un paño limpio, que no huela a detergente o suavizante y que no suelte hilo o pelusilla, y colócalo sobre el plato giratorio del microondas. Dispón encima el pan congelado y pon en funcionamiento el aparato a 750-800 W durante 30 segundos. Abre el microondas, espera unos instantes para no quemarte, y saca el pan, mejor con unos guantes o pinzas.
Quizá tengas que ajustar la potencia o los tiempos según el tamaño del pan o la composición de sus ingredientes, pero es fácil dar con el punto a base de prueba y error. La idea es que el paño absorba la humedad que habrá exhalado la pieza de pan congelada, favoreciendo que la corteza quede crujiente, pero dejando el interior con el punto de jugosidad necesario para que no esté soso.
Recuerda que hay que consumirlo rápidamente, al momento, y que los resultados serán mejores a mayor calidad y frescura del pan original.
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