Muchos expertos nacionales e internacionales consideran que nuestro país posee un elevado nivel gastronómico y en nuestra opinión, tienen toda la razón. El jarro de agua fría de Michelín ha calado en los chefs españoles, la sorpresa, la decepción, la perplejidad, la desilusión y algunos adjetivos y calificativos proferidos hacia la Guía Michelín es una de las tónicas predominantes estos días entre ellos y la verdad, no es para menos.
Los máximos galardonados por la guía con tres estrellas también han mostrado su decepción, la justificación que más gracia nos ha hecho ha sido la de Ferrán Adrià, indica que los críticos de la guía posiblemente quieran estar muy seguros mostrando sobre todo prudencia y dejando que primero se asimilen los logros obtenidos en España antes de volver a otorgar estrellas. El vertiginoso ascenso de la gastronomía española parece ser la razón causante de esta prudencia. Nosotros hemos realizado nuestras pesquisas entre los chefs que conocemos y todos coinciden en un mismo punto, el año pasado se otorgaron "muchas" estrellas y este año es año de reflexión y de trabajar con más empeño. Sin embargo, hay que decir que cuando se le otorga una estrella a un restaurante, el chef no se duerme en los laureles, sino que se esfuerza mucho más para conservarla y a ser posible conseguir otra más.
Realmente es un panorama que contrasta totalmente con el de Tokio, como decíamos en el post Tokio, la capital de las estrellas Michelin, nos da la impresión de que la guía ha actuado de este modo para conquistar Japón e introducirse con más facilidad entre los orientales. En el caso de España ha sido bastante decepcionante y se han barajado todo tipo de hipótesis, precaución, diferentes formas de enjuiciar, se exige mayor o menor esfuerzo en la restauración dependiendo del país, incluso se asegura que una estrella española equivale a dos o tres estrellas en otros países.
Aunque también hay cocineros que alaban las virtudes de la guía indicando que su criterio es muy correcto y estricto, de ahí que lleven tantos años trabajando mostrando solidez y prestigio. La conclusión general es la resignación, trabajar y ofrecer lo mejor que cada cocinero puede ofrecer, realmente una estrella no garantiza el buen comer.
Vía | El periódico En Directo al Paladar | Noticias relacionadas con la Guía Michelín