No es para tanto: cocinar en Nochebuena no es el infierno

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Hace apenas dos días que Nestlé lanzó su felicitación de Navidad en You Tube con #LaCenaQueNoVes, un corto dedicado a quienes cocinan durante las fiestas. Este vídeo muestra que quienes cocinan en Navidad viven una cena diferente al resto y está basado en la experiencia real de cuatro familias.

Según un estudio sobre Celebraciones de Navidad encargado por el gigante de la alimentación a NetQuest (Grupo GfK), el 22% de quienes cocinan en las fiestas navideñas no prueban los entrantes, poco menos de la mitad no recibe ayuda alguna, 1 de cada 4 anfitriones se come los platos fríos o ha tenido que fregar platos en mitad de la comida**.

Estas no son las únicas conclusiones a las que llega este estudio. La infografía que vemos a continuación muestra el resto. Reflejo de una realidad que nos podría llevar a pensar que para quienes cocinan en Navidad la cosa es poco más que un infierno: comiendo las sobras de los aperitivos, sentándose en la peor silla, no disponiendo de tiempo para arreglarse como los demás y sintiendo que los invitados no son conscientes del esfuerzo que hay detrás de una celebración.

No es para tanto: cocinar en Nochebuena no es un infierno

El corto al que este estudio ha dado lugar juega con las emociones de manera magistral, tanto que los usuarios de las diversas redes sociales han reaccionado en masa. Es innegable que #LaCenaQueNoVes ha tocado la fibra sensible de muchos, pero también es cierto que resulta exagerado. No es para tanto: cocinar en Nochebuena no es un infierno.

Detrás de cada cena o comida de celebración hay mucho sacrificio, planificación, preocupación, gasto y emoción. Pero hay que saber elegir bien un menú que evite estar esclavizado en la cocina mientras los demás disfrutan. Hay muchas opciones que lo permiten: entrantes fríos, platos de horno que casi se hacen solos, postres que se preparan con antelación y mucho más.

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Media batalla está ganada con una buena organización y planificación detalladas. La otra media depende de los comensales, de su educación, modales y solidaridad. Un respeto por las normas básicas de educación en la mesa y un reparto de tareas es esencial para que quienes cocinan y ponen sus casas para las celebraciones familiares no se vean sobrepasados con las tareas.

Las reuniones multitudinarias (nosotros 20 -mínimo- en cada reunión familiar) no tienen porqué ser agobiantes si cada invitado aporta su granito de arena y no se lanza a comer sin que todos los invitados estén sentados a la mesa. Unos llevan aperitivos, otros guarniciones o postres, todos ayudan a servir y nadie se mueve sin que la cocina haya quedado impoluta.

Estamos seguros que no somos los únicos que vivimos la Navidad con esta filosofía que tan bien funciona y tanto contribuye a que podamos dedicarnos a lo que de verdad importa: a disfrutar de la ocasión. Esperamos que, en un futuro, el vídeo que triunfe no sea el de la queja social sino el que presente soluciones a lo que es una realidad para muchos. Nada resultaría más útil.

Nota a fecha 19 de diciembre de 2016

Nuestra crítica se ve completada, en cierta manera, con una irónica y brillante idea con la que conseguir que quienes llevan la carga de las cenas familiares no levanten el trasero del asiento ni para brindar. Se trata de "el sentador de madres", un cinturón con el atarse a la silla durante estas ocasiones cuyo funcionamiento, aplicaciones y extras podéis ver en este vídeo.

Está dirigido a las madres, pero sabemos que no son las únicas que se encuentran en esta situación así que obviaremos este dato. El objetivo es que, por una vez, quienes siempre cargan con la responsabilidad de las cenas y comidas navideñas puedan disfrutar igual o más que el resto de los invitados. Porque las cenas navideñas son para todos.

Imágenes | Pixabay
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