Siempre me han llamado la atención las tartas rústicas que no requieren de molde para su elaboración, como esta galette de albaricoques al limón. Están genial para ocasiones en las que nos encontramos fuera de nuestro entorno, queremos darnos un capricho dulce y no contamos con los artilugios que, en nuestras casas, nos hacen muy fácil el día a día en la cocina.
Nosotros hemos hecho galette de albaricoque al limón porque tenemos una cantidad indecente de esta fruta en casa, pero se puede rellenar con melocotón, manzana, ciruela, frutos rojos, etc. Es una elaboración versátil, fácil y rápida que se ganará los aplausos de vuestros comensales cuando la llevéis a la mesa. ¡Qué más se puede pedir!
Mezclamos la harina y el azúcar en un recipiente hondo. Agregamos la mantequilla en dados, la esencia de vainilla y la leche. Amasamos, inicialmente con las yemas de los dedos, hasta que los dados de mantequilla dejen de notarse y tengamo una masa homogénea. La envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera durante 30 minutos.
Retiramos los huesos de los albaricoques y los cortamos en gajos. Los colocamos en un cuenco junto con la ralladura y el zumo de limón y el azúcar moreno. La cantidad a utilizar dependerá del dulzor de los albaricoques, si son muy ácidos, entonces la ajustamos al gusto. Maceramos mientras la masa está en la nevera.
Sobre una lámina de papel de horno estiramos la masa con un rodillo. Da igual la forma que le demos, pero procuraremos que sea "distinguible". Extendemos la mermelada sobre la masa dejando un perímetro de unos tres centímetros sin cubrir y, sobre esta, espolvoreamos la almendra molida.
Escurrimos los albaricoques y los repartimos sobre la almendra molida. Cubrimos con la almendra fileteada y, por último, doblamos los bordes de la masa hacia el interior. Los pincelamos con clara de huevo y cocemos en el horno, pre-calentado a 180ºC, durante 35 minutos (los 15 primeros con el calor solo abajo y los 20 restantes arriba y abajo).
Con qué acompañar la galette de albaricoques al limón
La galette de albaricoques al limón es un dulce que se puede comer a cualquier hora del día. Como más nos gusta es recién horneada, en caliente, acompañada de una bola de helado de vainilla o una salsa inglesa. Aunque no le hacemos feos por sí sola y en frío. La mezcla de sabores, dulce y ácido, y de texturas, crujiente y cremoso, son la clave de su éxito.
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