Acostumbro a tener casi siempre en casa bizcochos o galletas caseras, ya que por la noche nos gusta tomarnos un café después de cenar y mojar algo en él. Estás galletas fáciles de chocolate blanco a pesar de ser muy crujientes, son perfectas para este menester. Los tropezones de chocolate blanco apenas se notan en la galleta, así que resulta muy agradable al paladar.
Esta receta además es muy rápida y sencilla, ya que no necesita reposo en frío. Eso sí, si os gustan las galletas muy gruesas, estas no serán de vuestro agrado, ya que al no tener reposo, la masa se expande durante el horneado.
Precalentamos el horno a 180º C con calor arriba abajo. Batimos la mantequilla, el azúcar normal y el azúcar moreno hasta conseguir una crema suave. Agregamos el huevo y removemos hasta que se integre completamente. Añadimos las harinas, el bicarbonato, la levadura y la pizca de sal. Mezclamos totalmente y unimos al chocolate blanco troceado.
Nos enharinamos las manos, formamos bolitas de masa, del tamaño de una nuez o un poco más grandes, y las colocamos en una bandeja antiadherente, o bien sobre una bandeja normal forrada con papel de horno. Las separamos unas de otras ya que la masa se expandirá bastante durante el horneado.
Horneamos las galletas durante unos 12 minutos, hasta que estén ligeramente doradas. Sacamos la bandeja del horno y dejamos reposar las galletas cinco minutos sobre ella, antes de pasarlas a una rejilla para que se enfríen totalmente.
Con qué acompañar las galletas fáciles de chocolate blanco
Como más me gustan las galletas es recién hechas, y por supuesto con un gran vaso de leche fría. Estas galletas fáciles de chocolate blanco no iban a ser una excepción, así que os recomiendo que las probéis en el desayuno con vuestro té o café. Son crujientes y duran perfectamente un par de días dentro de una lata hermética.