Ideal para un antojo dulce y fresquito, este milkshake de fresa es la bebida perfecta para disfrutar en días calurosos y darte un capricho fácil y rápido en cualquier momento.
El batido de fresa es todo un clásico que nunca pasa de moda. Su combinación de fresas naturales, leche y helado, da como resultado una bebida cremosa, refrescante y con un punto de dulzor que la hace irresistible, que en su versión norteamericana resulta súper deliciosa.
Este milkshake es perfecto para una merienda improvisada, un desayuno especial o como postre para compartir, y aunque puedas encontrarlo en cafeterías, no es comparable a esta receta casera.

En primer lugar lavaremos las fresas y les retiraremos el rabito. Cortamos las fresas a la mitad y las colocamos en un cuenco amplio. Agregamos a las fresas la esencia de vainilla y el azúcar, removemos, y dejamos 1 hora en el congelador.
Pasado el tiempo, agregamos la leche a las fresas y trituramos bien con la batidora o en un robot de cocina. Agregamos el helado, y trituramos de nuevo.
Servimos los batidos de inmediato decorados con un copete de nata montada y una fresa cortada a la mitad.
Con qué acompañar el milkshake de fresa
¿Quieres una combinación que no falla para este batido casero? Prueba a acompañarlo con un sencillo sándwich bikini de jamón cocido y queso.
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