Hay parejas que siempre funcionan bien cuando salen a escena y no hablamos solo de gastronomía. Sin embargo, quedándonos en la cocina y luego yendo a la mesa, hay mucha química que nos viene bien en esta época del año para comer bien, saciarnos y no gastar mucho.
Precisamente lo que sucede cuando en escena entran las clásicas salchichas frescas, que en algunas partes de España se llaman longanizas o butifarras, como sucede en Cataluña, y las emparentamos con el rey de las guarniciones: el puré de patatas.
Un binomio infalible por separado pero que, por qué no, unir en sabroso matrimonio con las patatas enmascaradas, una receta típica de la cocina catalana, carente de ciencia, aunque cargada de sabor.
El misterio, si es que se puede decir tal, es que la fórmula implica meter dentro del puré de patatas los trozos de la salchicha fresca y unos taquitos de beicon, por lo que la receta no es muy de dieta, pero es bien agradecida.
En cierto modo, guarda una lejana similitud con el trinxat de la Cerdanya, otro plato icónico de la cocina tradicional catalana en el que el protagonista es una suerte de puré de patatas –con repollo– y una buena tajada de tocino.
Las patatas enmascaradas son, en cierto modo, su tuneo. La base es cocer unas patatas, que luego reservaremos, mientras marchamos la carne. Por un lado, cocinamos el beicon –puedes hacerlo a la manera tradicional, en sartén, hasta qu quede crujiente– y, después, en esa sartén, rehogas la carne de la butifarra con un poquito de ajo.
Cuando esté cocinada, pero sin que quede seca, viertes allí la patata picada, el beicon cortado en taquitos y remueves, para que todo se integre y la patata se vaya rompiendo, dando la textura de puré. Después, solo tendrás que emplatar y servir, si quieres, con un poco más de beicon frito, que está muy rico.
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